lunes, 25 de marzo de 2024

MURIO JORGE NOVAK, UN LUCHADOR POR LOS DERECHOS HUMANOS

 


Un amigo de Dios y de los pobres

Fue uno de los pocos obispos que denunció y combatió el terrorismo de Estado. También un militante social. Falleció a los 73 años.


El obispo de Quilmes, junto a Estela Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.
Novak fue, desde 1976, copresidente del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos.

Por Washington Uranga

 Jorge Novak, obispo católico de Quilmes, falleció en la madrugada del 9 de julio a raíz de un paro cardíaco y cuando estaba próximo a cumplir 25 años desde su ordenación episcopal. El obispo había sido operado el 29 de junio pasado, pero desde muchos años atrás venía sobrellevando dificultades de salud que le imponían serias limitaciones a su movilidad, pese a lo cual continuó con sus actividades habituales. Novak, junto a los también obispos Jaime De Nevares (fallecido el 19 de mayo de 1995) y a Miguel Esteban Hesayne (obispo emérito de Viedma), fue de los pocos miembros de la jerarquía católica argentina que denunció las violaciones de la dictadura militar iniciada en 1976 y se mantuvo firme en la defensa de los derechos humanos. �Amigo de Dios, amigo de los hombres, amigo de los pobres�, escribió el sacerdote Eduardo de la Serna apenas unos instantes después de su muerte. El cuerpo de Novak está siendo velado en la catedral de Quilmes, donde hoy a las 19 se celebrará una misa en su memoria.


Debido a una grave enfermedad que venía sufriendo, distinta de la que causó su muerte, a pedido de Novak el Vaticano había nombrado al obispo Gerardo Farrell para que asumiera, como coadjutor, la sucesión de la diócesis de Quilmes. Sin embargo, en 1999 el propio Farrell fue sorprendido por un cáncer que le ocasionó la muerte el 19 de mayo del 2000, tras lo cual Novak reasumió la totalidad de funciones de la diócesis, gobierno que siempre ejerció en permanente consulta con sus sacerdotes a través de la asamblea del presbiterio. Actualmente el obispo Novak había convocado en su diócesis a una asamblea del Pueblo de Dios, en preparación del Tercer Sínodo Diocesano, una especie de congreso eclesiástico ampliamente participativo para revisar lo actuado y tomar decisiones para la labor de la Iglesia de Quilmes. El año pasado, después de consultar a los sacerdotes, Novak autorizó al cura Luis Farinello a presentarse como candidato en las elecciones legislativas del próximo mes de octubre. Quiero a Novak como un padre dijo Farinello desde Cuba, donde se encuentra de viaje. Era un hombre santo, un obispo santo y su muerte me toma de sorpresa, agregó.

Novak había nacido en San Miguel Arcángel, provincia de Buenos Aires, el 4 de marzo de 1928 y fue ordenado sacerdote el 10 de enero de 1954, en la congregación de los Misioneros del Verbo Divino. Su inicio como obispo de Quilmes, diócesis de la que fue titular desde su creación, coincidió con los primeros meses de la dictadura militar. Asumió el gobierno pastoral de su diócesis el 19 de setiembre de 1976. Respecto de su experiencia de acompañamiento del movimiento por los derechos humanos, el propio Novak le dijo al periodista José M. Poirier en un reportaje que se transformó en el libro Iglesia y derechos humanos que la vida misma, las circunstancias, hicieron de mí un obispo de la solidaridad y del respeto de la persona humana. Siempre he sostenido que, al acompañar a los familiares de los desaparecidos, yo apostaba por la vida, por la libertad y por la verdad. Todas categorías ignoradas o prohibidas por el gobierno militar.

Emilio Mignone, quien fuera presidente del CELS y reconocido católico, mencionó también a Novak y a sus colegas De Nevares y Hesayne en el libro Iglesia y dictadura (1986). Según el dirigente de los derechos humanos, sumamente crítico de la actuación de la jerarquía católica durante la dictadura, en estos tres obispados (Neuquén, Viedma y Quilmes) se vive, a mi juicio, el cristianismo más auténtico de la Iglesia argentina, con participación de la comunidad, apertura teológica, pobreza evangélica y profunda fe. En ellos encontraron las familias de los detenidos desaparecidos, asesinados y torturados, el consuelo y el apoyo que se le niega en otras jurisdicciones.

Perdimos un apóstol pero hemos ganado un santo, dijo Hesayne ayer al referirse a Novak después de su muerte y destacó la labor de pastor del obispo quilmeño, que desde 1976 ha sido copresidente del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH), una organización de la que participan cristianos de diferentes tradiciones. Novak no fue, sino es, un testigo comprometido de nuestro tiempo, un apóstol entregado a la defensa de la vida y a la defensa y promoción de los derechos humanos cuando era mala palabra, tanto fuera de la Iglesia como en algunos actores de ella, agregó Hesayne.

Novak también fue crítico con sus colegas obispos respecto de la actuación que la jerarquía católica tuvo durante la dictadura. Lo que yo eché de menos dijo hablando sobre la actuación episcopal en ese tiempo fue la falta de una declaración más directa que señalara a los culpables. Al contrario, mis recuerdos de esos años como miembro de la conferencia episcopal son recuerdos que me resultan muy tristes. (...) Me resulta difícil juzgar (a los obispos). Siempre me he resistido a ponerme en juez de otros. Pero lo que yo interpreto es que (en el Episcopado) había una cierta inclinación a pensar que el gobierno militar y sus funcionarios eran los buenos cristianos, los católicos que merecían ser escuchados porque nos habían liberado del marxismo, sostuvo en el diálogo ya mencionado con Poirier. 


A tono con lo que fue la vida de Novak, los sacerdotes de Quilmes pidieron ayer que todos aquellos que quieran rendirle un homenaje se abstengan de enviar arreglos florales y que, en su lugar, donen a Cáritas Argentina el dinero que habrían destinado a tal fin, de modo tal que puedan favorecerse los más pobres.

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