viernes, 17 de mayo de 2024

PEREGRINA - cortometraje católico

Link:    PEREGRINA - cortometraje católico 



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Novena a María Auxiliadora 2024 - Día 3

3° Día Novena 


María guía en nuestro camino de fe.

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Novena Cortesía de ANS - Agenzia iNfo Salesiana

Novena a María Auxiliadora 2024 - Día 2

 2° Día Novena


María Madre de humildad y amor.

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Novena Cortesía de ANS - Agenzia iNfo Salesiana

NOVENA A MARÍA AUXILIADORA 2024 - 1º DÍA - 15 MAYO

 1° Día de la Novena

María Auxiliadora, modelo de Santidad.

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Novena Cortesía de ANS - Agenzia iNfo Salesiana


María Auxiliadora ruega por nosotros Mi Señora amén

Evangelio del viernes 17 de mayo: Juan 21,15-19.


Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer, dijo a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?". El le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos".

Le volvió a decir por segunda vez: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas".

Le preguntó por tercera vez: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?". Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: "Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas.

Te aseguro que cuando eras joven, tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras".

De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: "Sígueme". 

PALABRA DEL SEÑOR.


Apacentar tiene que ver con el amor y el seguimiento. Pedro tiene esta vocación, esta llamada de Jesús. Francisco, que hoy es Pedro ha dado muestras suficientes a lo largo de estos años de su pontificado, de apacentar por amor al Pueblo de Dios siguiendo a Jesús. Ha hecho lo imposible por desatar nudos que liberen a sus hermanos de pesadas cargas y sufrimientos. Igualmente nosotros, cristianos, tenemos que apacentar con amor a la humanidad. Ser una Iglesia callejera, misionera, pobre para los pobres. Iglesia hospital de campaña. En el silencio y la quietud, invocamos el Nombre de Jesús.


Abrazo y bendición!

jueves, 16 de mayo de 2024

Evangelio del jueves 16 de mayo: Juan 17,20-26.


Jesús levantó los ojos al cielo y oró diciendo:

"Padre santo, no ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra, creerán en mí.

Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.

Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno

-yo en ellos y tú en mí- para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que tú me has enviado, y que yo los amé cómo tú me amaste.

Padre, quiero que los que tú me diste estén conmigo donde yo esté, para que contemplen la gloria que me has dado, porque ya me amabas antes de la creación del mundo.

Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te conocí, y ellos reconocieron que tú me enviaste.

Les di a conocer tu Nombre, y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me amaste esté en ellos, y yo también esté en ellos".

PALABRA DEL SEÑOR.


Jesús intercede por nosotros. Q seamos uno. Enriqueciendonos mutuamente desde la diversidad.    Así seremos sus amigos y pide al Padre que vivamos con él. Maravilloso pedido de una nueva humanidad. 

En el silencio y la quietud invocamos el Nombre de Jesús.


ABRAZO Y BENDICIÓN

miércoles, 15 de mayo de 2024

Movimiento Ecuménico Por Los Derechos Humanos- MEDH

 

Hoy 50 años del asesinato del Padre Mugica. Una persona de un gran amor a Dios, y por ende, comprometido con la transformación de la realidad.

¿Miedos? Por supuesto. Pero convicciones profundas, arraigadas con fuerza en su corazón. Principios que no permiten divorciar a Dios de las necesidades de urgencia; de la explotación de los más indefensos y de los que más sufren sea por la razón que sea. 

Fe encarnada. Manos extendidas. Oídos siempre abiertos a los gritos de los más pobres de las villas. Ojos que ven la miseria, la persecución y los golpes contra los jóvenes ... y una boca  que no puede dejar de gritar a los cuatro vientos la única verdad: La de un pueblo que busca pan, trabajo y libertad. Vivienda digna y salarios justos. Educación liberadora y salud para todos. Vivir en paz pero con justicia; en el barrio pero con dignidad y equidad; entre cartones y maderas pero con libertad.

Múgica, testigo del Amor del Padre, de la Encarnación del Hijo y de la Fuerza del Espíritu Santo. 

Mugica.  Siempre Padre, hermano y compañero.  Siempre al servicio de Dios y del Pueblo. 

Esta Argentina nuestra necesita de profetas a su estilo. Con el mismo sentir y entereza de Angelelli. Con la misma claridad y serenidad que nuestros mártires Palotinos. Con la frontalidad y solidaridad que nuestros mártires Riojanos como Longeville, Murías y Pedernera.

Y el denominador común? El gran amor a Dios y al Reino. Su opción por los más pobres,  y su enemistad con la injusticia, la corrupción y la Iglesia del poder que olvida el servicio como actitud permanente. La iglesia de la connivencia con los poderes del momento, del encerramiento con olor  a incienso,   la que huye de la encarnacion en medio del barro y de los malos olores, de la que mira para otro lado cuando se trata de abrazar, socorrer, amar y acompañar.  

Gracias Padre Mugica por dejarnos ese gran Testamento de amor a Dios y a la Iglesia, en tu compromiso solidario  con los más pobres y necesitados de nuestra tierra.

Luis García Rodríguez, sacerdote católico y miembro de la Junta Pastoral del MEDH.

Evangelio del miércoles 15 de mayo: Juan 17,11b-19. (SAN CARLOS DE FOUCAULD)


Jesús levantó los ojos al cielo, y oró diciendo:

"Padre santo, cuida en tu Nombre a aquellos que me diste, para que sean uno, como nosotros.

Mientras estaba con ellos, cuidaba en tu Nombre a los que me diste; yo los protegía y no se perdió ninguno de ellos, excepto el que debía perderse, para que se cumpliera la Escritura.

Pero ahora voy a ti, y digo esto estando en el mundo, para que mi gozo sea el de ellos y su gozo sea perfecto.

Yo les comuniqué tu palabra, y el mundo los odió porque ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

No te pido que los saques del mundo, sino que los preserves del Maligno.

Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad.

Así como tú me enviaste al mundo, yo también los envío al mundo.

Por ellos me consagro, para que también ellos sean consagrados en la verdad." 

PALABRA DEL SEÑOR. 


San Charles de  Foucauld


Charles de Foucauld (1858-1916), el gran explorador francés y testigo del Evangelio entre los tuaregs del Sahara..   Nacido en Estrasburgo (Francia) el 15 de septiembre de 1858, Charles de Foucuald, emprendió en 1883 una afortunada expedición en el desierto de Marruecos que la valió la medalla de oro de la Sociedad de Geografía.

Su conversión religiosa se produjo en 1886 y tiene como consecuencia la peregrinación a Tierra Santa realizada en 1888. Tras la experiencia como trapense en Siria y como eremita en Nazaret, en 1901 fue ordenado sacerdote.

Estudió el árabe y el hebreo.    «Vivió en la pobreza, en la contemplación, en la humildad, testimoniando fraternalmente el amor de Dios entre los cristianos, los judíos y los musulmanes», recordó ante Juan Pablo II durante la ceremonia de promulgación del decreto de reconocimiento de un milagro atribuido a su intercesión el cardenal José Saraiva Martins, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.

«Para imitar la vida oculta de Jesús en Nazaret, se fue a vivir en el corazón del desierto del Sahara, en Tamanrasset» (Hoggar), añadió el purpurado portugués el 20 de diciembre pasado.    Los beréberes le llamaban «marabut». Escribió varios libros sobre los tuaregs, en particular una gramática y un diccionario francés-tuareg, tuareg-francés.  Surgió en torno a él la comunidad de los Hermanitos de Jesús, empeñados en la evangelización de los tuaregs del Sáhara.

El 1 de diciembre de 1916, a la edad de 58 años, Charles de Foucauld muere por un disparo de fusil en medio de una escaramuza entre los beréberes de Hoggar.    Diez congregaciones religiosas y ocho asociaciones de vida espiritual han surgido de su testimonio y carisma.

Entre ellos, se encuentran las Hermanitas del Sagrado Corazón, las Hermanitas de Jesús, las Hermanitas del Evangelio, las Hermanitas de Nazaret, los Hermanitos de Jesús, los Hermanitos del Evangelio; así como la Fraternidad Jesús Caritas, o la Fraternidad Charles de Foucauld.  Fue beatificado el 15 de mayo 2005, junto a tres religiosas y a siete mártires de la persecución religiosa española     En la misma celebración serían elevados a los altares el padre Josep Tàpies y otros seis sacerdotes de la diócesis de Urgel fusilados durante la persecución religiosa que tuvo lugar en España de 1936 a 1939.

Junto a ellos, tres religiosas serán beatificadas en la Plaza de San Pedro del Vaticano: la fundadora de las Hermanas de la Santa Faz, María Pía Mastena; la cofundadora y primera superiora general de las Hermanas Misioneras Dominicas del Rosario, Ascensión del Corazón de Jesús; y la religiosa de las Hermanas de la Orden Terciaria de San Francisco, María Ana Barbara Cope.


Abrazo y bendición!

Instituto Diocesano de Catequesis "San Pablo Apóstol"

El Obispo de Quilmes Carlos José Tissera designa para el Instituto Diocesano de Catequesis "San Pablo Apóstol" a la Licenciada Adriana Romanín, como la Directora, y al Presbítero Nelson Barrios, como Asesor.

Los nombramientos dispuestos para el Instituto de Catequesis y sus sedes son:

Directora: Lic. Adriana Romanín

Asesor: Pbro. Nelson Barrios


SEDE QUILMES

Coordinador: Prof. Jorge Segovia

Dra. María Julia Johansen

Sra. Silvana Verónica Robles


SEDE FLORENCIO VARELA

Coordinador: Prof. Jorge Segovia

Sra. Lucia Concepción Álvarez

Sra. Elida Génova

Sra. Susana Alives

Prof. Alejandra Marina Cutufia


SEDE DE BERAZATEGUI

Coordinador: Prof. Fabián Federico                    

Sra. Analía Verónica Ocampo


EQUIPO DE FORMACIÓN DIOCESANA DE CATEQUESIS PARA PERSONAS CON DISCAPACIDAD

Hna. Mirta Maldonado

Hna. Sonia Bustos

Pbro. Lucio Carvalho Rodrigues

Sra. Itatí Fernández

Sra. Norma Castreje

Sra. Claudia Rodríguez

Sra. Gladis Fabiola Romano

Sra. Mónica del Re

Sr. Santiago Roda

 


Se agradece la difusión de esta información.


martes, 14 de mayo de 2024

San Matías apóstol

 ¿Qué hizo San Matías apóstol?

¿Por qué es conocido San Matías? San Matías es más conocido por ser el Apóstol que fue elegido para reemplazar a Judas Iscariote después de su muerte.

¿Quién fue el apóstol Matías?

Es un apóstol "póstumo" (Se llama póstumo al que aparece después de la muerte de otro). Matías fue elegido "apóstol" por los otros 11, después de la muerte y Ascensión de Jesús, para reemplazar a Judas Iscariote que se ahorcó.

¿Cuándo es el Día de San Matías apóstol?

14 de mayo

Antes de la reforma de 1969/1970 la festividad de San Matías se celebraba el 24 de febrero. Actualmente se celebra el 14 de mayo.

¿Cómo eligieron a Matías como apóstol?

Cuando San Pedro decidió proceder a la elección de un nuevo Apóstol para reemplazar a Judas, los candidatos fueron José, llamado Barsabas y Matías. Lo echaron suertes, después de pedir iluminación al Espíritu Santo, y le tocó a Matías. Así quedó asociado a los once apóstoles.

¿Cuál es el significado de Matías?

El nombre de Matías tiene un origen hebreo.

Viene de la palabra mattih yah o mattih yahu, que significa “regalo o don de Dios”. Una variante del nombre de Matías es Mateo

¿Dónde predico el apóstol Matías?

A partir de la Historia Eclesiástica de Eusebio (siglo IV), se considera que predicó el cristianismo en Etiopía, si bien su sepulcro se venera en la iglesia de la abadía benedictina de Tréveris (Alemania), llamada precisamente Abadía de San Matías, a donde habría sido trasladado su cuerpo por orden de santa Helena.




Evangelio del martes 14 de mayo: Juan 15,9-17.(SAN MATÍAS APÓSTOL)

 

Jesús dijo a sus discípulos:

«Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor.

Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.

Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.»

Este es mi mandamiento: Amense los unos a los otros, como yo los he amado.

No hay amor más grande que dar la vida por los amigos.

Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.

Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.

No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá.

Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.» 

PALABRA DEL SEÑOR.


Libro de los Hechos de los Apóstoles 1,15-17.20-26.

Uno de esos días, Pedro se puso de pie en medio de los hermanos -los que estaban reunidos eran alrededor de ciento veinte personas- y dijo:

"Hermanos, era necesario que se cumpliera la Escritura en la que el Espíritu Santo, por boca de David, habla de Judas, que fue el jefe de los que apresaron a Jesús.

El era uno de los nuestros y había recibido su parte en nuestro ministerio.

En el libro de los Salmos está escrito: Que su casa quede desierta y nadie la habite. Y más adelante: Que otro ocupe su cargo.

Es necesario que uno de los que han estado en nuestra compañía durante todo el tiempo que el Señor Jesús permaneció con nosotros,

desde el bautismo de Juan hasta el día de la ascensión, sea constituido junto con nosotros testigo de su resurrección".

Se propusieron dos: José, llamado Barsabás, de sobrenombre el Justo, y Matías.

Y oraron así: "Señor, tú que conoces los corazones de todos, muéstranos a cuál de los dos elegiste

para desempeñar el ministerio del apostolado, dejado por Judas al irse al lugar que le correspondía".

Echaron suertes, y la elección cayó sobre Matías, que fue agregado a los once Apóstoles.


Abrazo y bendición!

lunes, 13 de mayo de 2024

Carta del Papa Francisco con motivo del 50 aniversario del martirio del Padre Múgica

 Carta por el cincuentenario de la muerte del padre Carlos Mugica



HOMILÍA 50 AÑOS DEL ASESINATO DEL PADRE CARLOS MUGICA

 


En el año 2007, los obispos latinoamericanos reunidos en Aparecida, Brasil, 

escribían: “Seamos misioneros del Evangelio no sólo con la palabra sino sobre todo con 

nuestra propia vida, entregándola en el servicio, inclusive hasta el martirio”.1 

Hoy nos convoca recordar y hacer memoria agradecida de quien encarnó hace 50 

años esas palabras; el padre Carlos Mugica, sacerdote de Cristo, del clero de Buenos Aires, 

pastor de la Iglesia que entregó su vida por Jesús y el Evangelio, jugándose por entero en la 

Argentina convulsionada y violenta de las décadas del sesenta y setenta. 

La primera lectura relata la ascensión del Señor, y cómo los discípulos permanecían 

con la mirada en el cielo mientras Jesús subía (Cfr. Hech, 1, 10). Nosotros no queremos 

permanecer con la mirada en el pasado rumiando nostalgia y melancolía; tampoco con la 

mirada empañada por ideologismos que sólo nos llevan a discusiones anacrónicas; ni con la 

mirada cargada de prejuicios y preconceptos, o con la mirada sesgada y parcial que nos hace 

creernos dueños de la verdad y medidores del profetismo de los demás. 

Queremos con los ojos limpios por las lágrimas de tanto llanto de nuestro pueblo por 

muchos fracasos, por promesas incumplidas y por una calidad de vida que se fue deteriorando 

a pasos agigantados a lo largo de estos cincuenta años, rezar juntos y hacerlo desde aquella 

oración de Mugica que conocemos y tiene aún tanta vigencia, “Meditación en la villa”, 

escrita por él en 1972. 


“Señor, perdóname por haberme acostumbrado a ver que los chicos, que parecen 

tener ocho años, tengan trece”. Señor, perdónanos porque cincuenta años después 

parecemos estar acostumbrados a que nuestros chicos y adolescentes mueran todos los días 

por la droga y el maldito paco que los consume, porque avanza la pandemia silenciosa del 

narcotráfico, que utiliza a los pobres como material de descarte, que promueve el sicariato, 

que seduce con dinero manchado de sangre a miembros del ámbito político, de la justicia y 

del mundo empresarial.2 En la Argentina de hoy siete de cada diez chicos son pobres; pibes 

con hambre revolviendo basura, chicos no escolarizados, o con una instrucción demasiado 

básica, no pudiendo leer de corrido o interpretar un texto. Porque como decía Pablo VI en 

1967, en la encíclica Populorum Progressio, un documento que influyó mucho en el padre 

Mugica y en toda la Iglesia de la época: la educación básica es el primer objetivo de un plan 

de desarrollo. Efectivamente el hambre de instrucción no es menos deprimente que el hambre 

de alimentos: un analfabeto es un espíritu subalimentado. Saber leer y escribir, adquirir una 

formación profesional, es recobrar la confianza en sí mismo y descubrir que se puede 

progresar al mismo tiempo que los demás.


“Señor, perdóname por haberme acostumbrado a chapotear por el barro; yo me 

puedo ir, ellos no”. Cincuenta años después seguimos chapoteando entre descalificativos y 

odios; chapoteamos en el barro de la corrupción; estamos acostumbrados a chapotear en el 

barro de los enfrentamientos constantes, mientras los más pobres siguen chapoteando en el 

barro de las calles de sus barrios sin asfalto y sin un plan de urbanización porque estamos 

asistiendo a la discontinuidad de políticas públicas de integración de barrios populares, que 

habían sido logradas con el consenso de gobiernos de distintos signos políticos y 

representantes legislativos.


“Señor, perdóname por haber aprendido a soportar el olor de las aguas servidas de 

las que me puedo ir y ellos no”. Cincuenta años después en muchos barrios se sigue viviendo 

entre las aguas servidas de no tener cloacas, con todos los riesgos que ello tiene en la salud y 

la calidad de vida de sus habitantes. Pero también nos hemos acostumbrado desde hace años 

a soportar la podredumbre de la inflación que es el impuesto de los pobres; y aguantamos el 

tufillo de dirigentes rápidamente muy ricos y gente trabajadora siempre muy pobre; hace rato 

que algo huele mal en la Argentina. La corrupción, el individualismo, el sálvese quien pueda, 

apestan, y casi que nos acostumbramos a vivir con esos males. 

“Señor, perdóname por encender la luz y olvidarme que ellos no pueden hacerlo”. 

Cincuenta años después vivimos encantados por las luces de la fama y del éxito pasajero; las 

luces engañosas que nos dejan un poco ciegos y encandilados para no ver lo que realmente 

hay que ver: a los hermanos que, en sus vidas, toda luz se apagó, porque se apagó la esperanza, porque se apagaron las ganas de seguir luchando; porque viven en la oscuridad de la tristeza, de la soledad y la injusticia.


“Señor, yo puedo hacer huelga de hambre y ellos no, porque nadie hace huelga 

con su hambre”. Cincuenta años después, decimos con el Papa Francisco: Nos hemos 

acostumbrado a comer el pan duro de la desinformación y hemos terminado presos del 

descrédito, las etiquetas y la descalificación; hemos creído que el conformismo saciaría 

nuestra sed y hemos acabado bebiendo de la indiferencia y la insensibilidad; nos hemos 

alimentado con sueños de esplendor y grandeza y hemos terminado comiendo distracción, 

encierro y soledad; nos hemos empachado de conexiones y hemos perdido el sabor de la 

fraternidad.(…) Tenemos hambre, Señor, del pan de tu Palabra capaz de abrir nuestros 

encierros y soledades. Tenemos hambre, Señor, de fraternidad para que la indiferencia, el 

descrédito, la descalificación no llenen nuestras mesas y no tomen el primer puesto en 

nuestro hogar.


“Señor, perdóname por decirles “no sólo de pan vive el hombre” y no luchar con 

todo para que rescaten su pan”. Cincuenta años después, como servidores de la mesa 

compartida, queremos jugarnos la vida en el compromiso con los que menos tienen porque 

las injusticias sociales nos invitan a trabajar con mayor empeño en ser discípulos que saben 

compartir la mesa de la vida, mesa de todos los hijos e hijas del Padre, mesa abierta, 

incluyente, en la que no falte nadie, reafirmando la opción preferencial y evangélica por los 

pobres, comprometidos a defender a los más débiles, especialmente a los niños, enfermos, 

discapacitados, jóvenes en situaciones de riesgo, ancianos, presos, migrantes.


“Señor, quiero quererlos por ellos y no por mí”. Cincuenta años después queremos 

estar cerca de los más pobres como estuvo el padre Carlos, porque sólo la cercanía que nos 

hace amigos nos permite apreciar profundamente los valores de los pobres de hoy, sus 

legítimos anhelos y su modo propio de vivir la fe. No queremos tocar de oído; que los que 

sufren no sean objeto de nuestra caridad, sino sujetos protagonistas de sus vidas que no son 

rehenes de nadie, que no venden sus derechos y libertad por un bolsón de comida o una 

promesa electoral. 


“Ayúdame”. Así, sencillamente Carlos Mugica le pedía al Señor. Los sacerdotes para 

el tercer mundo que tanto lo conocían, decían en un documento del 20 de mayo de 1974: Su 

fe lo llevó a la experiencia frecuente y profunda de la oración; un aspecto que muchos de los 

que admiraban su actividad y simpatía, tal vez desconocieron; los largos ratos que pasaba 

frente al Sagrario en humilde y escondida oración. Cincuenta años después, en esta misa 

venimos a pedir ayuda a Dios, porque reconocemos, como Carlos lo hizo, nuestra fragilidad. 

No somos héroes. Somos hombres y mujeres de fe que queremos ser fieles al Evangelio; que 

no podemos sólo con nuestras fuerzas y, por eso, con el padre Mugica decimos: Ayudanos 

Señor, no nos sueltes de tu mano. Te necesitamos mucho. 


“Sueño con morir por ellos”; estas palabras se hicieron carne aquella trágica noche 

del 11 de mayo de 1974, cuando luego de beber la sangre del Señor en la celebración de la 

misa, su sangre corrió copiosamente en la vereda de la parroquia San Francisco Solano, 

prolongando el sacrificio redentor de su Maestro y Señor, como decía el padre Jorge 

Vernazza en la homilía de la misa de exequias. Su sangre derramada fue la consecuencia de 

un modo de vivir. Su sangre derramada llega a nosotros y nos interpela, nos cuestiona, nos 

anima a dar frutos y a entregarnos por el proyecto del Reino de Dios, proyecto de justicia y 

fraternidad, proyecto de amor y de paz. 


“Ayúdame a vivir para ellos”. Carlos Mugica vive en el corazón de su pueblo y nos 

enseña a dar la vida por los demás. ¡Cuántos padres dan la vida por sus hijos con pequeños 

gestos cotidianos de amor, amor que es gratuito porque no pide nada a cambio; cuántos en 

nuestra sociedad dan todos los días la vida por otros, trabajadores, docentes, personal de la 

salud y de fuerzas de seguridad, voluntarios en comedores, religiosos, cuidadores de 

enfermos y ancianos, etc. No serán tapa del diario, pero sabemos que son esos gestos 

cotidianos de darnos a los demás los que nos construyen como Nación. 

Carlos Mugica dio la vida por los más pobres y el Evangelio. Lo mataron porque 

sabían que su muerte provocaría una gran conmoción, y apostaban al caos que se cernía como una tormenta sobre los argentinos, que con los años quedaron afónicos de reclamar paz y 

libertad. Cincuenta años después prestamos nuestras voces para seguir reclamando por la paz 

y la justicia, convencidos que la violencia no es el camino. 


“Señor, quiero estar con ellos a la hora de la luz”, la hora de la luz es el instante 

inmediato posterior al momento más oscuro y tenebroso, el momento del asesinato, donde 

algunos pretendieron detener violentamente la causa y los ideales representados en el padre 

Mugica. Luego habrán comprobado lo ineficaz y contraproducente de su acción, porque la 

vida entregada y la sangre derramada de Carlos iluminaron para siempre el camino y son un 

faro en el seguimiento de Jesucristo. Una canción dedicada al padre Mugica dice: El que 

quiso luchar fácil, de las armas se valió. Carlos luchaba con hechos y una bala lo calló. 

Porque vivió entre los pobres como lo hizo Jesús, sé que nos encontraremos a la hora de la 

luz. 


Y al final de la “Meditación en la villa”, nuevamente, y desde lo más profundo de su 

corazón sacerdotal, el padre Carlos vuelve a decir al Señor: “Ayúdame”. Cincuenta años 

después, ayudanos Señor a no bajar los brazos, ayudanos a vivir como hermanos, ayudanos 

a construir una Argentina grande, una Patria de hermanos, ayudanos a no callar el anuncio 

del Evangelio, ayudanos a seguirte con fidelidad y valentía como el Padre Carlos Mugica, 

entregándonos hasta dar la vida. 

    




Mons. Jorge García Cuerva 

Arzobispo de Buenos Aires 

12 de mayo 2024

García Cuerva pidió que "el odio y el indivualismo no se hagan costumbre" y reclamó obras para los barrios populares

Duro discurso del arzobispo de Buenos Aires por los 50 años del asesinato del Padre Mugica

García Cuerva pidió que "el odio y el indivualismo no se hagan costumbre" y reclamó obras para los barrios populares

A partir de una categórica reivindicación de la memoria del cura villero asesinado por la Triple A, Cuerva criticó la discontinuidad de políticas públicas en barrios populares. "Habían sido logradas con el consenso de gobiernos de distintos signos políticos", dijo, en un tiro por elevación a Milei. También advirtió sobre “dirigentes muy ricos" y gente trabajadora “siempre muy pobre”. Fue duro con la corrupción, el individualismo y el sálvese quien pueda. En una carta, Francisco pidió el fin de “la grieta”.

En una misa que tuvo como escenario el estadio Luna Park de Buenos Aires después de una corta peregrinación desde la Catedral, el arzobispo Jorge García Cuerva hizo una contundente exaltación de la figura del sacerdote villero Carlos Mugica, asesinado por la Triple A hace cincuenta años en la parroquia capitalina de San Francisco Solano (Villa Luro). En su homilía, el arzobispo porteño criticó la discontinuidad de las políticas públicas para los barrios populares, advirtió sobre los peligros que azotan en particular a la niñez, advirtió sobre “dirigentes muy ricos” y gente trabajadora “siempre muy pobre” y llamó a “prestar nuestras voces para seguir reclamando -como lo hizo el cura asesinado- por la paz y la justicia, convencidos que la violencia no es el camino”.


En otro pasaje de su intervención y ante un estadio colmado de fieles, la mayoría de ellos provenientes de barrios populares, García Cuerva denunció que “vivimos encantados por las luces de la fama y del éxito pasajero; las luces engañosas que nos dejan un poco ciegos y encandilados para no ver lo que realmente hay que ver; a los hermanos que, en sus vidas, toda luz se apagó, porque se apagó la esperanza, porque se apagaron las ganas de seguir luchando, porque viven en la oscuridad de la tristeza, de la soledad y la injusticia”.

El arzobispo tomó como base para su homilía el texto de la “Meditación en la villa”, escrita por Mugica en 1972, para hacer un crítico repaso de la situación social y política y, entre otras cuestiones, afirmó que “queremos jugarnos la vida en el compromiso con los que menos tienen porque las injusticias sociales nos invitan a trabajar con mayor empeño en ser discípulos que saben compartir la mesa de la vida (…), mesa abierta e incluyente, en la que no falte nadie, reafirmando la opción preferencial y evangélica por los pobres, comprometidos a defender a los más débiles, especialmente a los niños, enfermos, discapacitados, jóvenes en situaciones de riesgo, ancianos, presos, migrantes”.

Acompañado por otros siete obispos, entre ellos el Presidente del Episcopado, Oscar Ojea, y rodeado de medio centenar de sacerdotes, García Cuerva fue tomando frases de la meditación del cura villero asesinado, a quien presentó como una persona que “entregó su vida por Jesús y el Evangelio, jugándose por entero en la Argentina convulsionada y violenta de las décadas del sesenta y setenta”. El arzobispo acompañó cada frase original de Mugica con su propia mirada, actualizando el diagnóstico y la reflexión.

Según García Cuerva hoy, cincuenta años después del asesinato de Mugica, “seguimos chapoteando entre descalificativos y odios; chapoteamos en el barro de la corrupción; estamos acostumbrados a chapotear en el barro de los enfrentamientos constantes, mientras los más pobres siguen chapoteando en el barro de las calles de sus barrios sin asfalto y sin un plan de urbanización porque estamos asistiendo a la discontinuidad de políticas públicas de integración de barrios populares, que habían sido logradas con el consenso de gobiernos de distintos signos políticos y representantes legislativos”.

En el acto también se leyó una carta enviada por Francisco para la ocasión. En ese texto el Papa subraya y valora la vida y la enseñanza de Mugica y su compromiso con los pobres, demanda que “todos podamos buscar lugares de integración descartando la descalificación del otro” y pide que “la grieta se termine, no con silencios y complicidades, sino mirándonos a los ojos, reconociendo errores y erradicando la exclusión”.

Cincuenta años después de lo denunciado por Mugica, “en muchos barrios se sigue viviendo entre las aguas servidas de no tener cloacas, con todos los riesgos que ello tiene en la salud y la calidad de sus habitantes”, denunció el obispo de Buenos Aires. “Pero también nos hemos acostumbrado desde hace años a soportar la podredumbre de la inflación que es el impuesto de los pobres; y aguantamos el tufillo de dirigentes muy ricos y gente trabajadora siempre muy pobre” porque, subrayó, “hace rato que algo huele mal en la Argentina”. Sobre el tema García Cuerva remató diciendo que “la corrupción, el individualismo, el sálvese quien pueda, apestan, y casi nos acostumbramos a vivir con esos males”.

Haciendo especial referencia a la situación de la niñez, el arzobispo pidió perdón a Dios porque “parecemos estar acostumbrados a que nuestros chicos y adolescentes mueran todos los días por la droga y el maldito paco que los consume, porque avanza la pandemia silenciosa del narcotráfico, que utiliza a los pobres como material de descarte, que promueve el sicariato, que seduce con dinero manchado de sangre a miembros del ámbito político, de la justicia y del mundo empresarial”. Y recordó que en la Argentina siete de cada chicos son pobres, “pibes con hambre revolviendo basura, chicos no escolarizados, o con una instrucción demasiado básica, no pudiendo leer de corrido o interpretar un texto”.


A partir de una plegaria de Mugica (“Señor, yo puedo hacer huelga de hambre y ellos no, porque nadie hace huelga con su hambre”), García Cuerva hizo suya una cita de Francisco. “Nos hemos acostumbrado a comer el pan duro de la desinformación y hemos terminado presos del descrédito, las etiquetas y la descalificación; hemos creído que el conformismo saciaría nuestra sed y hemos acabado bebiendo de la indiferencia y la insensibilidad; nos hemos alimentado con sueños de esplendor y grandeza y hemos terminado comiendo distracción, encierro y soledad; nos hemos empachado de conexiones y hemos perdido el sabor de la fraternidad.(…) Tenemos hambre, Señor, del pan de tu Palabra capaz de abrir nuestros encierros y soledades. Tenemos hambre, Señor, de fraternidad para que la indiferencia, el descrédito, la descalificación no llenen nuestras mesas y no tomen el primer puesto en nuestro hogar”.

Recordando la personalidad de Carlos Mugica el arzobispo porteño optó por recuperar una frase del cura Jorge Vernazza, sacerdote ya fallecido e importante referente del Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo, quien en la misa de exequias se refirió al asesinato del religioso afirmando que “la sangre derramada fue la consecuencia de un modo de vivir” y que “su sangre derramada llega a nosotros y nos interpela, nos cuestiona, nos anima a dar frutos y a entregarnos por el proyecto del Reino de Dios, proyecto de justicia y fraternidad, proyecto de amor y de paz”.

Antes de finalizar García Cuerva afirmó que “Carlos Mugica dio la vida por los más pobres y el Evangelio. Lo mataron porque sabían que su muerte provocaría una gran conmoción, y apostaban al caos que se cernía como una tormenta sobre los argentinos”. Ratificó además que “cincuenta años después prestamos nuestras voces para seguir reclamando por la paz y la justicia, convencidos que la violencia no es el camino”. Y sostuvo que quienes asesinaron al cura pretendiendo “detener violentamente la causa y los ideales representados en el padre Mugica, luego habrán comprobado lo ineficaz y contraproducente de su acción, porque la vida entregada y la sangre derramada de Carlos iluminaron para siempre el camino y son un faro en el seguimiento de Jesucristo”.

El acto y la misa en el Luna Park constituyeron el cierre de una serie de conmemoraciones que se extendieron durante una semana mediante distintos formatos, presentaciones y ferias a través de los cuales la arquidiócesis de Buenos Aires puso de relieve la vida de Carlos Mugica, lo presentó como ejemplo de lucha evangélica por la paz y la justicia y, de esta manera, ratificó también su compromiso con los pobres.


 

Datos:

wuranga@pagina12.com.ar

viernes, 10 de mayo de 2024

La luz y el testimonio de Carlos Mugica a 50 años de su martirio

El 11 de mayo de 1974, ¡hace ya 50 años!, caía asesinado Carlos Mugica; víctima de las “balas homicidas de quienes sienten amenazados sus injustos privilegios por todo aquel que defiende el derecho de los pobres” (J. Vernazza). Carlos, para muchos, fue y es vida y mensaje.

Su vida de compromiso militante por la vida y la justicia ilumina e impulsa a cientos de militantes, cristianos o no, y también a muchos curas. 

I.- Carlos era un apasionado por Jesús. “El cristianismo no es ni una doctrina ni una moral, ¿qué es el cristianismo? El cristianismo es una persona, es Cristo”; es seguimiento de Cristo. “Tenemos que llevar una vida religiosa muy honda, muy fuertemente unida a Cristo, y también fundada en la realidad, por supuesto. Si tenemos esa profunda relación con Él, vamos a cumplir hasta las últimas consecuencias su mandamiento, que es amar” a los seres humanos. Acá radica la raíz de toda la vida de Carlos, y de su militancia, de su compromiso hasta el extremo en favor de los pobres. “Cristo fue un permanente signo de contradicción”. “Temamos a quienes nos pueden anestesiar el alma y el corazón. Tengamos miedo a esta sociedad en la que vivimos, que algunos llaman de consumo, aunque sólo sea de consumo para algunos y de hambre para muchos”. Ese apasionamiento por Jesús lo llevó a comprometerse hasta el extremo: “Solamente los que ignoran por conveniencia, para mantener sus privilegios, el sufrimiento del pueblo argentino, pueden negar el estado de violencia institucionalizada en que vivimos”; “minorías se han enriquecido a costa del sufrimiento del pueblo argentino y pretenden seguir usufructuando sus privilegios. En la medida en que un hombre de la Iglesia viva unido a Cristo, al misterio de Cristo, más dispuesto estará, como Cristo, a dar su vida por la causa del pueblo”. Por eso “tengo que amar a los seres humanos y amar las estructuras que contribuyen a que los seres humanos se realicen como hombres, a que vivan creadoramente. Y debo tratar de destruir o modificar las estructuras que les impiden vivir de esa manera”.


II.- Carlos era un apasionado en la defensa de los pobres. “Hoy la única apologética posible para las iglesias es abrazar la causa de la liberación del hombre, la justicia social e internacional, la fraternidad y la paz. Los teólogos y el Concilio creen que obispos, sacerdotes y creyentes sólo podrán emprender semejante revolución desde la pobreza, la sencillez y el leal servicio al prójimo. La experiencia demuestra que, en cambio, la riqueza y la connivencia con el poder contribuyen a la postración y no a la liberación de los pueblos”. “No basta ya luchar para que desaparezcan los individuos ricos y pobres, sino que se trata de acabar con los países ricos y los países pobres. No se trata de que los pueblos ricos ayuden a los pueblos pobres sino de que los pobres dejen de ser pobres”. “Jesús anuncia, por un lado, que a la luz del Reino que vendrá, la diferencia entre ricos y pobres es contraria a la voluntad divina”. “El rico se hace pobre. Jesús no le dijo nada, pero Zaqueo, simplemente, comprende que no puede haber amistad con Cristo si no es en el cambio radical de la vida”. “El rol del que es ministro de Cristo es asumir la defensa del hombre, y sobre todo del pobre, del oprimido”. “El cristiano tiene que mirar la realidad desde la óptica de los pobres. Jesús no era oligarca ni militar, era un humilde carpintero. Era pobre y los suyos eran los pobres”. “Nos tenemos que preocupar por la salvación de los ricos, que según el Evangelio son los que más difícilmente se van a salvar. Es nuestra obligación hacerles ver que, si no ponen sus bienes al servicio de la comunidad, no se van a salvar. Pero no sólo con palabras, se lo tenemos que decir con el ejemplo”.

Estas, y muchas cosas más nos enseñó Carlos Mugica como cura y como cristiano, con su palabra y con su ejemplo.

Los tiempos que vivimos son muy diferentes a los que él vivió, “es imperioso que la mayoría de (… quienes) se proclaman cristianos, con una oreja puesta en el Evangelio que nos traza un programa de vida duro, exigente, heroico y con otra puesta en el pueblo, en los grasas y descamisados” sepamos afrontar nuestra actual y dura realidad. 

Hoy se nos invita a un individualismo feroz, a una libertad sin compromiso con los demás, a desentendernos del sufrimiento, de la injusticia provocada por “ricos cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres” (Juan Pablo II), hoy asistimos al insulto y la agresión a los demás particularmente pronunciadas desde las máximas instancias del poder político, a la indiferencia frente al dolor de quienes padecen la pobreza desde las máximas instancias del poder económico, a la indiferencia y ajenidad a todo lo justo desde las máximas instancias del poder judicial, a la mentira sistemática desde las máximas autoridades del poder mediático… Hoy Carlos Mugica nos ilumina y compromete, nos desafía y nos interpela por nuestra militancia, nuestro compromiso, nuestra fidelidad. Y si es cierto que hay quienes pretenden aparecer como verdaderos intérpretes de su persona y palabra, o quienes pretenden domesticarlo para que no incomode, hoy lo miramos sabiendo que a Carlos no lo ha secuestrado nadie, porque Carlos sigue siento un cristiano libre, libre frente a su clase social, libre de los poderosos, libre por Cristo y liberado por los pobres.

¡Que Carlos Mugica, cura y pastor, militante y mártir nos ilumine y nos guíe en estos tiempos difíciles en los que reina la injusticia y la patria está en peligro!; ¡y que todos, curas, laicos, religiosos, simples cristianos, y no cristianos apasionados por la humanidad y la vida tomemos su ejemplo como bandera y testigo fiel de que otra patria es posible!


[*] los textos entre comillas pertenecen a diferentes escritos de Carlos Mugica.


Grupo de curas en opción por lxs pobres

11 de mayo 2024

Iglesia en Argentina designa comisión especial que estudiará la vida y ministerio de obispo fallecido trágicamente

 La Conferencia Episcopal Argentina designó una comisión especial para profundizar en la vida y ministerio de Mons. Carlos Ponce de León, quien se desempeñó como Obispo de la Diócesis de San Nicolás de los Arroyos y murió trágicamente el 11 de julio de 1977.

Dicha comisión estará presidida por Mons. José Luis Mollaghan, Arzobispo Emérito de Rosario, y conformada por Mons. Mauricio Landra, Obispo Auxiliar de Mercedes-Luján y el P. Luis Liberti.

Recientemente, la Cámara Federal de Casación argentina confirmó la anulación del juicio de 1978 que buscaba aclarar la muerte del Obispo Ponce de León, y anunció que se abrirá un nuevo proceso judicial para probar que se trató de un crimen de lesa humanidad.


Detalles sobre su muerte

Mons. Carlos Horacio Ponce de León, que estuvo a cargo de la Diócesis de San Nicolás desde el 18 de junio de 1966, desempeñó un notorio papel durante el gobierno de facto, recibiendo a familiares de desaparecidos, muchos de ellos trabajadores de las fábricas locales. Falleció el 11 de julio de 1977 tras recibir continuas amenazas, en circunstancias que en principio fueron juzgadas como un accidente de tránsito.

El reciente dictamen de la Cámara de Casación —órgano con la tarea de revisar y la capacidad de anular sentencias— afirma que el juicio celebrado en 1978 contenía muchos vicios de procedimiento que podrían interpretarse como maniobras de encubrimiento.

La investigación actual presenta nuevas pruebas, recolectadas desde el año 2004, luego de la apertura del proceso de instrucción, mediante el cual se conocieron las amenazas que sufría el Prelado, quien pese a ser consciente del peligro que enfrentaba, mantuvo su apoyo a los familiares de los desaparecidos y continuó denunciando a las autoridades militares.

La investigación también incluye una pericia accidentológica con un sistema informático avanzado, con el objetivo de intentar reproducir el choque según los testimonios de los imputados. Allí se demostró que lo relatado era mecánicamente imposible, al igual que los tiempos de viaje declarados.

Las pericias han concluido que existe la probabilidad de que una camioneta haya sido colocada en la ruta justo cuando el automóvil del obispo se aproximaba. Además, dentro del contexto de la investigación, se ha podido establecer la implicación en actos de terrorismo de Estado de la mayoría de los acusados en el caso. Después de tomar las declaraciones de los acusados, se procederá con el juicio oral.

Cabe destacar que los hechos guardan similitud con lo ocurrido a Mons. Angelelli, Obispo de La Rioja que fue asesinado meses antes y declarado mártir por la Iglesia Católica en el 2019.



Evangelio del viernes 10 de mayo: Juan 16,20-23a.




En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:

"Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo."

La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó la hora; pero cuando nace el niño, se olvida de su dolor, por la alegría que siente al ver que ha venido un hombre al mundo.

También ustedes ahora están tristes, pero yo los volveré a ver, y tendrán una alegría que nadie les podrá quitar.

Aquél día no me harán más preguntas." 

PALABRA DEL SEÑOR.


Jesús compara el dolor y la alegría como en un parto. Seguir el camino de la fe es un parto, es decir, varios partos. Se van dando acerca de las circunstancias de vida que vamos experimentando en nuestro itinerario de la fe. Momentos de dolor, de alegría y mezclados. Nuestra alegría no es la del mundo que es siempre superficial y pasajera. Nuestra alegría es Jesús en el centro de nuestra vida y el dolor por no responder a la altura de  su amor y amistad. En el silencio y la quietud, invocamos el Nombre de Jesús.


Abrazo y bendición!

miércoles, 8 de mayo de 2024

"Ahí tienes a tu Madre" (2004) Película VIRGEN de LUJÁN


Película argentina que cuenta el origen de la advocación de la Virgen de Luján, patrona de la  República Argentina. 

Dirección: Leandro Borrell

 

Virgen de Luján

 


El Milagro de la Imagen:

Corría el mes de mayo de 1630 cuando la milagrosa imagen de la Virgen de Luján llegó a la Argentina.

Antonio Farías Sáa, era un hacendado radicado en Sumampa (Santiago del Estero) que quería colocar en su estancia una capilla para la Virgen. Este hombre le pidió a un amigo que vivía en Brasil que le enviara una imagen que representara la Inmaculada Concepción de María. El amigo le envió dos, la que le había encargado y otra de la Virgen con el Niño Jesús. Cuando llegaron, fueron colocadas en una carreta y partieron en una caravana rumbo a Sumampa. 

La caravana se detuvo a orillas del río Luján a 67 kilómetros de Buenos Aires, en una hacienda, conocida como la estancia de Rosendo. Al llegar el otro día los carreteros iban a proseguir con el viaje, pero la carreta que llevaba la imagen no se movía, intentaron de todas las formas posibles que caminara, bajaron la mercadería, colocaron más bueyes, pero todo fue inútil, las dos imágenes estaban en el fondo de la carreta en dos pequeños cajones. 

Los carreteros retiraron una imagen y no se movió, la subieron y bajaron la otra, y la carreta marcho normalmente. En ese instante los hombres comprendieron que estaba ocurriendo algo milagroso. Al ver que la Virgen no quería marcharse se dirigieron a la casa más cercana, la de don Rosendo.

La familia se emocionó al ver la imagen y la colocaron el su casa, la noticia corrió por toda la región, y se enteraron hasta en Buenos Aires. Las personas empezaron a viajar al lugar, entonces don Rosendo construyó una pequeña capilla, entre los pajonales de la pampa, en este lugar permaneció la virgencita desde 1630 hasta 1674. 

El Negro Manuel:

Este hombre dedicó toda su vida, desde que llegó a la Argentina, a cuidar a la Virgen de Luján. Fue traído de Africa y vendido como esclavo en Brasil. Llego al Río de la Plata a los 20 años de edad, en la embarcación en donde venia la bendita imagen, presenció el milagro en la estancia de don Rosendo. 

Se desconoce quien era su dueño, pero Manuel permaneció en la estancia al cuidado de la imagen, consagrando su vida al atención de la santísima Virgen. 

La tradición nos dice que Manuel, realizaba curas milagrosas con el sebo de las velas de la capilla y relataba a los peregrinos los viajes de la Santa Virgen, que salía de noche para dar consuelo a los afligidos. Manuel guardaba de los viajes de la Señora los abrojos se desprendían del vestido de la Virgen. Con los años, don Rosendo falleció y el lugar quedo casi abandonado, pero éste hombre fue siempre fiel y continuó al servicio de la Virgen.



Doña Ana Mattos:

Doña Ana Mattos, viuda de Siqueyras era una señora que tenia gran cantidad de tierras a orillas del río Luján, ella quería llevar la imagen a su casa y realizarle una capilla, para ello en el año 1674, habló con el Cura Juan de Oramas, administrador de los bienes de don Rosendo y la colocó en su casa, pero la Santa Virgen desapareció y la encontraron en su antigua ermita (capilla), doña Ana volvió a llevar la imagen a su casa y por segunda vez regresó a la estancia de don Rosendo.

La dama consultó entonces a las autoridades eclesiásticas y civiles, quienes viajaron al lugar y examinaron lo sucedido, esta vez la Virgen fue trasladada en una devota peregrinación y en compañía de Manuel. Desde ese momento la imagen no retornó más a su antigua capilla.

Luego de confirmar la veracidad de lo sucedido la Autoridad Eclesiástica, autorizó oficialmente el culto público a la "Pura y Limpia Concepción del Río Luján". Doña Ana donó el terreno para la realización del nuevo templo en el año 1677 lugar en donde actualmente se encuentra la hermosa Basílica de Luján.

Don Pedro de Montalbo:

El clérigo don Pedro de Montalbo estaba muy enfermo y desahuciado, en 1684 viajó a Luján, casi moribundo fue llevado a la capilla. El Negro Manuel le ungió el pecho con el sebo de la lámpara que ardía en el altar y le dio de beber una infusión con abrojos de los que solía desprender del vestido de la Virgen. Don Pedro sano milagrosamente y agradecido se quedo como primer capellán.

El pueblo de Luján:

El lugar empezó a poblarse con los devotos de la Virgen. De esta forma el paraje se convirtió en una aldea que se llamó Pueblo de Nuestra Sra. de Luján, en 1755 se le otorgó el título de Villa.

La devoción por la Virgen fue creciendo año tras año, así como los milagros que ocurrían y el 23 de octubre de 1730, Luján era instituida Parroquia. El cura párroco don José de Andújar deseaba ampliar el templo y junto al Obispo Fray Juan de Arregui, iniciaron la construcción, pero esta no llegó a buen termino porque después de grandes contratiempos terminó por desplomarse.

Don Juan de Lezica y Torrezuri:

Este hombre nacido en Vizcaya, España, estaba muy enfermo y fue curado milagrosamente por la Santísima Virgen de Luján. Don Juan, en agradecimiento se entregó por completo a la creación del nuevo templo y a fines de 1754 se inicio la construcción, en 1763 se terminó felizmente la obra y los cabildantes de Luján eligieron y juraron a Nuestra Señora por celestial Reina y Patrona.

El Padre Salvaire:

Hacia el año 1872, el Arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Federico Aneiros, entregó la custodia del templo a los sacerdotes de la congregación de la Misión, conocidos como Padres Lazaristas. En aquel entonces el teniente Cura Jorge María Salvaire fue herido en un viaje por los indios y estuvo al borde de la muerte, en ese momento realizó una promesa a la Santísima Virgen y milagrosamente fue sanado.

La promesa del Padre Salvaire fue, "Publicaré tus milagros..., engrandeceré tu Iglesia" En cumplimiento de este voto, publicó en 1885 la "Historia de Nuestra Sra. de Luján". 

En 1889 fue nombrado Cura Párroco de Luján y dedicó su vida y esfuerzos para edificar la gran Basílica, con el apoyo de Monseñor Aneiros y la colaboración de sus compañeros de Congregación, inició la construcción de la actual Basílica Nacional.

Cuando falleció en 1899, la obra continuo en las manos del Padre Dávani, quien murió en 1922, para ese entonces el Santuario ya estaba terminado en su estructura fundamental.

La Solemne Coronación de la Virgen de Luján:

EL Padre Salvaire, en 1886, presentó al Papa León XIII, la petición del Episcopado y de los fieles del Río de la Plata para la coronación de la Virgen, el Pontífice bendijo la corona y le otorgó Oficio y Misa propios para su festividad, que quedó establecida en el sábado anterior al IV domingo después de Pascua. La Coronación se realizó en mayo de 1887.

La Basílica de Luján:

El Santuario de Luján es de estilo gótico ojival del siglo XIII. Sus dimensiones son: anchura en el crucero, 68,50 m.; longitud, 104 metros; anchura de frente, 42 m.; altura en las dos torres mayores, 106 m. El 8 de diciembre de 1930, el Papa Pío XII, le otorgó oficialmente el título de Basílica.

La Imagen de la Virgen de Luján:

La imagen es pequeña (38 centímetros), está modelada en arcilla cocida (terracota), su rostro es ovalado, de color moreno. Los pies de la Santa Imagen se apoyan sobre nubes, desde las cuales surge una media luna y cuatro cabezas de querubines, con sus pequeñas alas desplegadas. 

Esta cubierta con vestiduras: túnica blanca y manto azul-celeste. Tiene las manos juntas en el pecho.

El Padre Salvaire hizo recubrir la Santa imagen con una coraza de plata para impedir su deterioro. Antes de esta operación se sacaron moldes que permitieron su reproducción auténtica. 

En 1887, el Padre colocó la Imagen sobre una base de Bronce, le adosó la rayera gótica con la inscripción: "Es la Virgen de Luján la primera Fundadora de esta Villa" y una aureola de doce estrellas. Ornamentada en esta forma, fue coronada con la corona Imperial bendecida por León XIII.

El 3 de diciembre de 1871 se realizó la primera peregrinación general al Santuario de Luján, desde entonces millones de personas concurren cada año. Es uno de los centros de peregrinación más importantes de Latinoamérica. Actualmente, la fiesta principal se celebra el 8 de mayo.



Evangelio del miércoles 8 de mayo: Juan 19,25-27.

FIESTA DE NUESTRA SEÑORA DE LUJÁN - PATRONA DE ARGENTINA


Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena.

Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: "Mujer, aquí tienes a tu hijo".

Luego dijo al discípulo: "Aquí tienes a tu madre". Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa. 

PALABRA DEL SEÑOR.


Es la Madre de nuestra Patria. Hay tanto sufrimiento que este Evangelio nos abre a la esperanza. Nuestra Madre está al pie de la Cruz de cada uno de nosotros. De nuestro pueblo indefenso, sediento de justicia e igualdad, con el 70 % de los niños pobres, con hambre, con falta de paz y alegría. Es tiempo de mucho trabajo para la Virgen de Luján, que camina por todos los rincones de la Patria, consolando, alentando, levantando, al pie de nuestras cruces. Seamos hijos e hijas de la Madre colaborando con ella haciendo de Argentina una Patria de hermanos. En el silencio y la quietud, invocamos el Nombre de Jesús.


Abrazo y bendición!

martes, 7 de mayo de 2024

Evangelio del martes 7 de mayo: Juan 16,5-11.


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:

"Ahora me voy al que me envió, y ninguno de ustedes me pregunta: '¿A dónde vas?'.

Pero al decirles esto, ustedes se han entristecido.

Sin embargo, les digo la verdad: les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Paráclito no vendrá a ustedes. Pero si me voy, se lo enviaré.

Y cuando él venga, probará al mundo dónde está el pecado, dónde está la justicia y cuál es el juicio.

El pecado está en no haber creído en mí.

La justicia, en que yo me voy al Padre y ustedes ya no me verán.

Y el juicio, en que el Príncipe de este mundo ya ha sido condenado." 

PALABRA DEL SEÑOR 


"Y cuando él venga, probará al mundo dónde está el pecado, dónde está la justicia y cuál es el juicio.

El pecado está en no haber creído en mí.

La justicia, en que yo me voy al Padre y ustedes ya no me verán.

Y el juicio, en que el Príncipe de este mundo ya ha sido condenado." Clarísima la misión del Espíritu Santo: nos animará a la transparencia sin ambigüedades: no creer en Jesús, vivir como si no creyera en Él- La justicia es que Jesús es el Señor de cielo y tierra, de nuestras vidas. El juicio es que el mal y su gran actor ya está condenado. No tiene poder sobre los hijos de la Vida Eterna. En el silencio y la quietud, invocamos el Nombre de Jesús.


Abrazo y bendición!

SAN CAYETANO, PATRONO DEL PAN Y DEL TRABAJO

 “Nunca seré feliz hasta que vea a los cristianos reunirse para alimentarse con el Pan de la Vida con avidez y deleite, no con miedo y vergüenza” – San Cayetano.


San Cayetano, un santo venerado en la Iglesia Católica, ha dejado una huella imborrable en la historia de la institución religiosa. Su vida ejemplar y su profundo compromiso con la caridad y la fe lo han convertido en un referente espiritual para millones de personas en todo el mundo. En esta nota al blog, exploraremos quién fue San Cayetano, su importancia y cómo su legado continúa impactando a la comunidad hasta el día de hoy.

Su vida y obra  

San Cayetano nació en 1480 en Vicenza, Italia. Desde temprana edad, mostró una profunda devoción por la fe y una vocación hacia la caridad. Después de obtener el doble doctorado en derecho civil y canónico por la Universidad de Thiene, decidió consagrarse a Dios y se convirtió en sacerdote.

En 1506 se trasladó a Roma, donde al poco tiempo fue nombrado secretario privado del Papa Julio II.

San Cayetano destacó por su dedicación a los menos afortunados y su lucha contra la pobreza y la injusticia social. Fundó la Orden de los Clérigos Regulares Teatinos, cuyo objetivo principal era la renovación del clero y la promoción de la vida espiritual en la comunidad. En este sentido, solía decir: «En el oratorio rendimos a Dios el homenaje de la adoración, en el hospital le encontramos personalmente». Además, se esforzó por fomentar la devoción a la Eucaristía y promover la reconciliación entre los cristianos.


Patrono del pan, del trabajo y de los desempleados

San Cayetano desempeñó un papel fundamental en la Iglesia Católica, especialmente en lo que respecta a la caridad y la atención a los más necesitados. Su vida y enseñanzas inspiraron a muchos a seguir su ejemplo y dedicarse al servicio de los demás. La institución católica ha reconocido oficialmente su santidad, canonizándolo en 1671.

Su legado ha trascendido el tiempo y el espacio. Hoy en día, numerosas organizaciones católicas llevan su nombre y trabajan en favor de los pobres, los desamparados y los marginados de la sociedad. Además, su influencia se hace evidente en la labor de los sacerdotes y religiosos que se inspiran en su ejemplo para guiar a las comunidades parroquiales y brindar apoyo espiritual y material a quienes más lo necesitan.

Incidencia de San Cayetano en Argentina  

En muchos lugares del mundo, se celebra su día el 7 de agosto, donde los fieles acuden a las iglesias para pedir su intercesión y bendición en asuntos relacionados con el trabajo, la salud y la provisión de sus necesidades.

En nuestro país, su festividad es la segunda en importancia, después de la veneración a nuestra madre, la Virgen de Luján. Cada 7 de agosto, miles se congregan de las parroquias que están bajo la insignia de este santo para pedir por su intermediación. En el barrio de Liniers, en Buenos Aires, semanas antes del día en que se conmemora la muerte del Santo, hay personas que duermen en carpas para ser los primeros en agradecer los favores logrados por su intermediación.

El trigo y el trabajo

Según una leyenda popular, un campesino de principios del siglo xix pasó frente a una imagen del santo camino a su casa. Venía de tener un mal día en sus campos de trigo, donde no había podido cosechar nada debido a una sequía que lo abrasaba todo desde hacía meses. El hombre se bajó de su carreta y le rezó a aquella imagen, pidiéndole que salvara sus trigales y dejándole como ofrenda unas pocas espigas que había logrado recolectar.

Le prometió a Cayetano que si recordaba su pedido difundiría su ayuda y daría a conocer quién era. Antes de que llegara a su casa se desató una tormenta, y el anónimo se dejó empapar por aquella bendición y por su promesa.

La difusión del milagro de los trigales fue tan grande que sus fieles comenzaron a ofrecerle el origen del pan, y pasó a ser conocido como el patrono del pan y el trabajo, sólo en Argentina, ya que el santo del trabajo en el resto del mundo es San José.

Signo de esperanza y de fe

San Cayetano, ha dejado una marca profunda en la institución religiosa. Su vida de entrega, caridad y servicio a los menos favorecidos continúa siendo un ejemplo para todos los creyentes.

Que la figura de San Cayetano nos inspire a vivir con caridad, compasión y generosidad, y a buscar siempre el bienestar de nuestros hermanos en Cristo.

Gentileza del Equipo de la Santería oficial del Santuario de Luján


lunes, 6 de mayo de 2024

"Señor, quiero estar con ellos a la hora de la luz. Ayúdame"

 El 50º aniversario del martirio del padre Carlos Mugica, es el tema central de este número de la Revista Comunicarnos.

El padre Mugica después de sufrir el primer atentado contra su vida, en agosto de 1971, decía: "¡Nada ni nadie me impedirá servir a Jesucristo y a su Iglesia, luchando junto a los pobres por su liberación! ¡Si es que el Señor me concede el privilegio, que no merezco, de perder la vida en esta empresa, estoy a su disposición!"  En el anochecer del 11 de mayo de 1974, en la parroquia San Francisco Solano, estas palabras proféticas se cumplieron. El padre Jorge Vernazza en la homilía de la misa de exequias dijo: "La sangre del Padre Carlos –quien, pocos momentos antes, había bebido en el Altar de la Sangre de Cristo- corrió copiosamente, prolongando el sacrificio redentor de su Maestro y Señor. Jesucristo ya nos lo anunció: 'Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes; si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí' (Jn. 15). La devoción que le tenemos al padre Carlos, se apoya y a la vez trasciende su rica biografía. Su sangre derramada fue la consecuencia de un modo de vivir. Ese martirio convirtió su figura en un símbolo, se dio casi espontáneamente, aconteció. El padre Mugica se transformó en símbolo de una vida sacerdotal ofrendada a los más pobres.

                Carlos Mugica nos interpela, como si nos preguntara: ¿Qué pasaría si te pusieras realmente del lado de los más pobres? ¿Qué pasaría si nos tomáramos en serio el programa del Evangelio de Jesús, ese camino que nace en las periferias existenciales y va desde los pobres, y con los pobres, a todos? ¿Qué pasaría si realmente nos cautivara "el entusiasmo por vivir el Evangelio de la fraternidad y la justicia" (EG 179)? El Papa Francisco nos recuerda que "nadie puede sentirse exceptuado de la preocupación por los pobres y por la justicia social" (EG 201). A la devoción creyente que le tenemos al padre Carlos, se suma la luz que arroja su figura sobre todos los que luchan y trabajan por un mundo más justo y humano. Es así que el mejor camino para 'entender' al padre Carlos es amar a los pobres, tener amistad con ellos.

                Ahora bien, no hay que acercarse a la figura del padre Carlos Mugica, como a alguien que actuó aisladamente, sino que Él pertenece al ámbito eclesial y social de su época. Mugica buscó llevar el amor del evangelio de Jesús al ámbito social. Eso es la Doctrina Social de la Iglesia, el amor que llega a las cuestiones del trabajo, la economía, la salud, la educación, etc. El contexto inmediato es que en el año 1965 termina el Concilio Vaticano II. Su aplicación en América Latina se da a través de la II Conferencia del Episcopado Latinoamericano, en Medellín, en el año 1968, y su aterrizaje aquí en la Argentina, se da con el Documento de San Miguel del año 1969. A su vez, hay que considerar la actualización permanente de la Doctrina Social de la Iglesia. Es así que Pablo VI publica Octogesima Adveniens, a los 80 años de la Rerum Novarum, que había introducido el tema de la cuestión social, en los tiempos modernos. A su vez Populorum Progressio, donde plantea la necesidad del desarrollo humano integral. Influyen en el padre Carlos, esos textos del magisterio de la Iglesia, los lee, los transmite, pero, sobre todo, quiere llevarlos a concreciones, en su querida Patria.

A su vez, el padre Carlos no actuaba solo, pertenecía al grupo de sacerdotes de villas de emergencia, que había sido constituido oficialmente en el año 1969, pero que ya venían trabajando juntos desde hacía unos años. Se acercó así a sus hermanos villeros como integrante de un equipo de sacerdotes. El pueblo que habitaba las villas fue modelando el corazón sacerdotal de estos hombres, les fue marcando un estilo pastoral. La cercanía con los vecinos de la villa, fue permitiendo pasar de lo que a los curas les parecía que necesitaban los pobres, a lo que los mismos pobres verdaderamente demandaban. Junto a ellos fueron tejiendo lo que llamamos la pastoral popular en las villas. La cual no trata de otra cosa que de acompañar la vida y la fe del pueblo. Pastoral popular que tiene bien presente que la vida espiritual no es otra cosa que la vida misma, y que Dios anda metido en todo esto que es la vida de su pueblo.

Estos sacerdotes a su vez integraban el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo que intentaba dar respuesta a otro "movimiento", el del pueblo en sus anhelos y luchas, y que hoy podríamos actualizar en el clamor de Tierra-Techo-Trabajo.

El padre Carlos Mugica, estaba entre los pobres, pero no se la creía. Su oración "Meditación en la Villa" revela su humildad. Es una oración de una profunda mística, que nos muestra que no hay mayor solidaridad que la de Jesús con los últimos de la fila de la vida. Se la compartimos para rezarla.


Padre Gustavo Carrara.

Obispo Auxiliar de Buenos Aires.

Vicario General.