Jesús entró a Cafarnaún, y cuando llegó el sábado, Jesús fue a la sinagoga y comenzó a enseñar.
Todos estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.
Y había en la sinagoga un hombre poseído de un espíritu impuro, que comenzó a gritar:
"¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios".
Pero Jesús lo increpó, diciendo: "Cállate y sal de este hombre".
El espíritu impuro lo sacudió violentamente y, dando un gran alarido, salió de ese hombre.
Todos quedaron asombrados y se preguntaban unos a otros: "¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus impuros, y estos le obedecen!".
Y su fama se extendió rápidamente por todas partes, en toda la región de Galilea.
PLABRA DEL SEÑOR.
Asombra la enseñanza y las obras de Jesús. Ha comenzado su camino misionero. El asombro es fundamental para cautivarnos con la propuesta del Maestro. Hoy nos debemos preguntar si Jesús nos asombra y cautiva en nuestras vidas. Preguntarnos si nosotr@s cautivamos a alguien con nuestras vidas y testimonios. Hemos sido bautizad@s para cumplir una misión en esta vida peregrina. Cada un@ de nosotr@s es una misión. En el silencio y la quietud, invocamos el Nombre de Jesús.
Abrazo y bendición!
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