Jesús entró nuevamente en una sinagoga, y había allí un hombre que tenía una mano paralizada.
Los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si lo curaba en sábado, con el fin de acusarlo.
Jesús dijo al hombre de la mano paralizada: "Ven y colócate aquí delante".
Y les dijo: "¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?". Pero ellos callaron.
Entonces, dirigiendo sobre ellos una mirada llena de indignación y apenado por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: "Extiende tu mano". El la extendió y su mano quedó curada.
Los fariseos salieron y se confabularon con los herodianos para buscar la forma de acabar con él.
PALABRA DEL SEÑOR.
Para que nazca lo NUEVO debe menguar lo antiguo, en tanto y en cuanto no favorezca la vida y menos en Nombre de Dios. Jesús va desmontando todas las tradiciones que oprimen mentes y corazones y presentan una falsa imagen de su Padre. Esta transformación que propone y va haciendo Jesús le costará la vida. Es importante no resistirnos a los cambios a los que nos va llevando el Espíritu y convertir a la Iglesia en nido de fariseos. En el silencio y la quietud, invocamos el Nombre de Jesús.
Abrazo y bendición!
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