Jesús al entrar al Templo, se puso a echar a los vendedores,
diciéndoles: "Está escrito: Mi casa será una casa de oración, pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones".
Y diariamente enseñaba en el Templo. Los sumos sacerdotes, los escribas y los más importantes del pueblo, buscaban la forma de matarlo.
Pero no sabían cómo hacerlo, porque todo el pueblo lo escuchaba y estaba pendiente de sus palabras.
PALABRA DEL SEÑOR.
El Templo es un negocio, como sucede muchas veces con espacios religiosos. La situación es confusa siempre entre la devoción de l@s creyentes y quienes quieren hacer sus negocios con la fe de la gente. Esta es la perversión que Jesús denuncia. A la casta sacerdotal y a los mercaderes que son socios de alguna manera, para incrementar su riqueza. Se ha pervertido el espacio de lo sagrado donde habita Dios. Si lo aplicamos a la humanidad de hoy, todos los días se profanan miles de templos humanos, avasallando la presencia de Dios en cada un@ de sus hij@s. Se comercia la vida humana de tantas maneras como sea posible hacer dinero. Tenemos que comprometernos con el Evangelio maduramente y tener devoción por la dignidad humana comprometiéndonos de verdad en la liberación de tantas personas hechas mercancía. En el silencio y la quietud, invocamos el Nombre de Jesús.
Abrazo y bendición!
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