miércoles, 25 de noviembre de 2020

Historia completa de la Medalla Milagrosa


 

Sexto Día de la Novena a la Virgen de la Medalla Milagrosa


Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen


Oración para todos los días

Virgen y Madre Inmaculada, mira con ojos misericordiosos al hijo que viene a ti, lleno de confianza y amor, a implorar tu maternal protección y a darte gracias por el gran don celestial de tu bendita Medalla Milagrosa.

Creo y espero en tu Medalla, Madre mía del Cielo, y la amo con todo mi corazón, y tengo la plena seguridad de que no me veré desatendido. Amén.


Lectura bíblica del sexto día: Hechos de los Apóstoles 1, 12-14


Meditación: Toda comunidad debe tener una cabeza y un corazón: la comunidad cristiana tiene a Jesucristo como cabeza y a María como corazón. Si quieres que tu apostolado sea fecundo y que el cansancio no te venza, ponte siempre bajo la protección de María.


Profundización

Como marco "¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!".

Y enseguida oyó una voz que recomendaba llevar la medalla y repetir a menudo aquella oración-jaculatoria, y prometía gracias especiales a los que así lo hiciesen.

¿Dejaremos nosotros de hacerlo? Sería imperdonable dejar de utilizar un medio tan fácil de aseguramos en todo momento el favor de la Santísima Virgen.


Súplica a Nuestra Señora

Oh, Inmaculada Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, al contemplarte de brazos abiertos esparciendo gracias sobre aquellos que te las piden, llenos de la más viva confianza en tu poderosa y segura intercesión, innumerables veces manifestada por la Medalla Milagrosa, aún reconociendo nuestra indignidad por causa de nuestras numerosas culpas, osamos acercamos a tus pies para exponeros durante esta novena nuestras más apremiantes necesidades ... (SE PIDE LA GRACIA). Escucha, pues, ¡Oh Virgen de la Medalla Milagrosa!, este favor que confiados te solicitamos para mayor gloria de Dios, engrandecimiento de tu nombre y bien de nuestras almas. Y para mejor servir a tu Divino Hijo, inspíranos un profundo odio al pecado y danos el coraje de afirmarnos siempre verdaderamente cristianos. Así sea.

Santísima Virgen, yo creo y confieso tu santa Inmaculada Concepción, pura y sin mancha. ¡Oh, purísima Virgen María!, por tu Concepción Inmaculada y gloriosa prerrogativa de Madre de Dios, alcánzame de tu amado Hijo la humildad, la caridad, la obediencia, la castidad, la santa pureza de corazón de cuerpo y espíritu, la perseverancia en la práctica del bien, una buena vida y una santa muerte. Así sea.

Se rezan tres veces el Padre Nuestro, el Ave María, el Gloria y la jaculatoria: Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti.


Acto de Consagración a la Virgen de la Medalla Milagrosa

¡Oh, Virgen Madre de Dios, María Inmaculada!, nosotros te ofrecemos y consagramos, bajo el título de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, nuestro cuerpo, nuestro corazón, nuestra alma y todos nuestros bienes espirituales y temporales. Haz que esta Medalla sea para cada uno de nosotros una señal cierta de tu afecto y un recuerdo imperecedero de nuestros deberes hacia ti. Y que al llevar tu Medalla nos guíe siempre tu amable protección y nos conserve en la gracia de tu divino Hijo. ¡Oh, poderosísima Virgen, Madre de nuestro Salvador!, consérvanos unidos a ti en todos los momentos de nuestra vida. Alcánzanos a todos nosotros, tus hijos, la gracia de una buena muerte, a fin de que, juntos contigo, podamos gozar un día de la celeste beatitud. Amén.


Oración final


Oh, María, sin pecado concebida,

ruega por nosotros que recurrimos a ti.

¡Bendita tú entre todas las mujeres!

¡Bienaventurada tú que has creído!

tu corazón fue traspasado

junto con el corazón de tu Hijo

y ahora no cesas de interceder por nosotros.

Te consagramos nuestras fuerzas

y disponibilidad para estar

al servicio de la evangelización.

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén.


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Evangelio del miércoles 25 de noviembre: Lucas 21,12-19.

Jesús dijo a sus discípulos:

«Los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre,

y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.

Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa,

porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.

Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán.

Serán odiados por todos a causa de mi Nombre.

Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza.

Gracias a la constancia salvarán sus vidas.» 

PALABRA DEL SEÑOR.


Seguir a Jesús perseverando hasta el final no es sencillo pero es posible. La vida es una negociación entre los valores del Evangelio y los criterios pragmáticos del exitismo materialista. En la manera de ver, pensar, definir las opciones de la vida vamos haciendo esta práctica. O elegimos como "lo hace todo el mundo" o elegimos lo que elegiría Jesús y su propuesta de servicio al Reino desde lo más pequeño a lo más trascendente en nuestras vidas. Somos responsables de nuestras elecciones y sus consecuencias. Está demostrado que se puede vivir feliz y en paz contra corriente. No olvidemos que todo se termina y hay que dar la cara, de frente, a la luz del Reino de los Cielos. En el silencio y la quietud, invocamos el Nombre de Jesús.


Abrazo y bendición!

Quinto Día de la Novena a la Virgen de la Medalla Milagrosa


Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen


Oración para todos los días

Virgen y Madre Inmaculada, mira con ojos misericordiosos al hijo que viene a ti, lleno de confianza y amor, a implorar tu maternal protección y a darte gracias por el gran don celestial de tu bendita Medalla Milagrosa.

Creo y espero en tu Medalla, Madre mía del Cielo, y la amo con todo mi corazón, y tengo la plena seguridad de que no me veré desatendido. Amén.


Lectura bíblica del quinto día: Juan 2, 1-10

Meditación: Ninguna realidad puede causar en nosotros una alegría tan sentida y tan duradera como la de sabernos hijos de Dios e hijos de María. Ten presente a María en todos los momentos de tu vida. Si vas con ella, no te desviaras.


Profundización

De las manos de María Milagrosa, como de una fuente luminosa, brotaban en cascada los rayos de luz. Y la Virgen explicó: "Es el símbolo de las gracias que Yo derramo sobre cuantas personas me las piden", haciéndome comprender -añade Santa Catalina- lo mucho que le agradan las súplicas que se le hacen, y la liberalidad con que las atiende.

La Virgen Milagrosa es la Madre de la divina gracia que quiere confirmar y afianzar nuestra fe en su omnipotente y universal mediación. ¿Por qué, pues, no acudir a Ella en todas nuestras necesidades?


Súplica a Nuestra Señora

Oh, Inmaculada Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, al contemplarte de brazos abiertos esparciendo gracias sobre aquellos que te las piden, llenos de la más viva confianza en tu poderosa y segura intercesión, innumerables veces manifestada por la Medalla Milagrosa, aún reconociendo nuestra indignidad por causa de nuestras numerosas culpas, osamos acercamos a tus pies para exponeros durante esta novena nuestras más apremiantes necesidades ... (SE PIDE LA GRACIA). Escucha, pues, ¡Oh Virgen de la Medalla Milagrosa!, este favor que confiados te solicitamos para mayor gloria de Dios, engrandecimiento de tu nombre y bien de nuestras almas. Y para mejor servir a tu Divino Hijo, inspíranos un profundo odio al pecado y danos el coraje de afirmarnos siempre verdaderamente cristianos. Así sea.

Santísima Virgen, yo creo y confieso tu santa Inmaculada Concepción, pura y sin mancha. ¡Oh, purísima Virgen María!, por tu Concepción Inmaculada y gloriosa prerrogativa de Madre de Dios, alcánzame de tu amado Hijo la humildad, la caridad, la obediencia, la castidad, la santa pureza de corazón de cuerpo y espíritu, la perseverancia en la práctica del bien, una buena vida y una santa muerte. Así sea.

Se rezan tres veces el Padre Nuestro, el Ave María, el Gloria y la jaculatoria: Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti.


Acto de Consagración a la Virgen de la Medalla Milagrosa

¡Oh, Virgen Madre de Dios, María Inmaculada!, nosotros te ofrecemos y consagramos, bajo el título de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, nuestro cuerpo, nuestro corazón, nuestra alma y todos nuestros bienes espirituales y temporales. Haz que esta Medalla sea para cada uno de nosotros una señal cierta de tu afecto y un recuerdo imperecedero de nuestros deberes hacia ti. Y que al llevar tu Medalla nos guíe siempre tu amable protección y nos conserve en la gracia de tu divino Hijo. ¡Oh, poderosísima Virgen, Madre de nuestro Salvador!, consérvanos unidos a ti en todos los momentos de nuestra vida. Alcánzanos a todos nosotros, tus hijos, la gracia de una buena muerte, a fin de que, juntos contigo, podamos gozar un día de la celeste beatitud. Amén.


Oración final


Oh, María, sin pecado concebida,

ruega por nosotros que recurrimos a ti.

¡Bendita tú entre todas las mujeres!

¡Bienaventurada tú que has creído!

tu corazón fue traspasado

junto con el corazón de tu Hijo

y ahora no cesas de interceder por nosotros.

Te consagramos nuestras fuerzas

y disponibilidad para estar

al servicio de la evangelización.

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén.


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Lo que te da terror - Gabo Ferro


 

Lo que te da terror

Lo que te da terror te define mejor
No te asustés, no sirve, no te escapés, volvé
Volvé, tocá, miralo dulcemente esta vez
Que hay tanto de él en vos
Pero hay más de vos en él

¿Dónde queda lo que crees?
¿Dónde queda lo que ves?
¿Dónde se irá, si se va?
¿Dónde se fue?
¿O será que ya no está?

Si hay Dios, si hay amor, si hay vida después
Si hay mundo, si hay hoy
Hay mañana, hay tal vez
Si hay ayer, si hay recuerdos
Si hay de haber o hay de doler

Cómo, cuándo, dónde
Quién fue, para quién será
Quién ha sido y por qué el frío
La pasión, la vejez, el amo, el esclavo
Y el dolor de reconocerse

Atado, golpeado, libre
Liberado, culpable, culpado
Al frente, al costado de quien no se larga
Por miedo a quedarse solo, abandonado

Hay miedos que espantan, que van a volver
Hay otros que están pero van a ceder
Hay riqueza, hay pobreza, hay hambre y tanto
Que un verso no alcanza para decir cuánto

Si vuelve, si va, si queda o si está
Si recuerda a veces o va a recordar
Si vive con alguien, si ha muerto con alguien

Si está… Si está (…)

Artista: Gabo Ferro
Álbum: La aguja tras la máscara (2011)

Gabo Ferro nos regala esta maravillosa canción que nos pone frente a nuestros propios espejos. De una manera muy bella y simple su mensaje nos enfrenta a nuestros límites y temores para descubrir así la potente y transformadora capacidad que habita en cada uno de nosotros. Reconociendo la belleza de nuestras heridas y cicatrices construimos sentido, recreamos la vida.

Cuando los dolores de determinadas situaciones nos atraviesan el miedo se apodera de nosotros y el terror de lo incierto nos paraliza. Sin embargo, en el encuentro con nuestros propios abismos algo nos hace más fuertes y descubrimos esa capacidad de ser “artesanos” de lo propio. 

“Lo que te da terror, te define mejor, no te asustes, no sirve, no te escapes”. Qué difícil resulta y qué necesario es acercarnos a tocar la propia herida, abandonar la necesidad de tener que estar “siempre bien”, siempre arriba, y permitirme estar donde estoy, sentir lo que siento, vivir aquello que hoy me atraviesa.

Una canción para animarse a eso que está ahí, que duele y que no me deja avanzar; para recibirlo, amarlo y poder mutar hacia aquello que me trae más vida. Así, de esa manera, esta hermosa canción nos regala pistas para encontrar los caminos que me permiten redescubrirme, encontrarme con las respuestas y las preguntas que llevan a esos lugares de mi “ser-desconocido”, poco frecuentado, para traerlos, volver a conversar con ellos y amigarme-aceptarme. 

Amorosamente interpelados por aquello que nos “da terror”, que nos asusta, pero que habla de nosotros más de lo que creemos. 

Gabo Ferro cuenta con una larga y riquísima carrera llena de canciones a descubrir. Melodías claras, letras de gran profundidad, llenas de pequeñas entradas e invitaciones personales a recorrer. Este año, en el mes de octubre, con mucho dolor recibimos la noticia de su partida. La riqueza de su arte nos seguirá acompañando.


Preguntas para seguir pensando:

¿Cuáles son esos dolores que estoy atravesando o atravesé? 

¿Reconozco aquello que me dejaron?

¿Dónde queda lo que creés frente a esa experiencia?

Cuarto Día de la Novena a la Virgen de la Medalla Milagrosa


Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen

Oración para todos los días

Virgen y Madre Inmaculada, mira con ojos misericordiosos al hijo que viene a ti, lleno de confianza y amor, a implorar tu maternal protección y a darte gracias por el gran don celestial de tu bendita Medalla Milagrosa.Creo y espero en tu Medalla, Madre mía del Cielo, y la amo con todo mi corazón, y tengo la plena seguridad de que no me veré desatendido. Amén.


Lectura bíblica del cuarto día: Carta a los Romanos 8, 14-17

Meditación: El Espíritu de Dios condujo a María a la realidad de la redención. Como María, el cristiano que se deja conducir por el Espíritu Santo, llegará a una eminente santidad y la luz de la fe lo iluminará para conocer las cosas de Dios y gustar de ellas.


Profundización

En la tarde del 27 de noviembre de 1830, baja otra vez del Cielo la Santísima Virgen para manifestarse a Santa Catalina Labouré.

De pie entre resplandores de gloria, tiene en sus manos una pequeña esfera y aparece en actitud extática, como de profunda oración. Después, sin dejar de apretar la esfera contra su pecho, mira a Sor Catalina para decirle: "Esta esfera representa al mundo entero… y a cada persona en particular".

Como el hijo pequeño en brazos de su madre, así estamos nosotros en el regazo de María, muy junto a su Corazón Inmaculada. ¿Podría encontrarse un sitio más seguro?

Súplica a Nuestra Señora

Oh, Inmaculada Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, al contemplarte de brazos abiertos esparciendo gracias sobre aquellos que te las piden, llenos de la más viva confianza en tu poderosa y segura intercesión, innumerables veces manifestada por la Medalla Milagrosa, aún reconociendo nuestra indignidad por causa de nuestras numerosas culpas, osamos acercamos a tus pies para exponeros durante esta novena nuestras más apremiantes necesidades ... (SE PIDE LA GRACIA). Escucha, pues, ¡Oh Virgen de la Medalla Milagrosa!, este favor que confiados te solicitamos para mayor gloria de Dios, engrandecimiento de tu nombre y bien de nuestras almas. Y para mejor servir a tu Divino Hijo, inspíranos un profundo odio al pecado y danos el coraje de afirmarnos siempre verdaderamente cristianos. Así sea.

Santísima Virgen, yo creo y confieso tu santa Inmaculada Concepción, pura y sin mancha. ¡Oh, purísima Virgen María!, por tu Concepción Inmaculada y gloriosa prerrogativa de Madre de Dios, alcánzame de tu amado Hijo la humildad, la caridad, la obediencia, la castidad, la santa pureza de corazón de cuerpo y espíritu, la perseverancia en la práctica del bien, una buena vida y una santa muerte. Así sea.

Se rezan tres veces el Padre Nuestro, el Ave María, el Gloria y la jaculatoria: Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti.

Acto de Consagración a la Virgen de la Medalla Milagrosa

¡Oh, Virgen Madre de Dios, María Inmaculada!, nosotros te ofrecemos y consagramos, bajo el título de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, nuestro cuerpo, nuestro corazón, nuestra alma y todos nuestros bienes espirituales y temporales. Haz que esta Medalla sea para cada uno de nosotros una señal cierta de tu afecto y un recuerdo imperecedero de nuestros deberes hacia ti. Y que al llevar tu Medalla nos guíe siempre tu amable protección y nos conserve en la gracia de tu divino Hijo. ¡Oh, poderosísima Virgen, Madre de nuestro Salvador!, consérvanos unidos a ti en todos los momentos de nuestra vida. Alcánzanos a todos nosotros, tus hijos, la gracia de una buena muerte, a fin de que, juntos contigo, podamos gozar un día de la celeste beatitud. Amén.


Oración final


Oh, María, sin pecado concebida,

ruega por nosotros que recurrimos a ti.

¡Bendita tú entre todas las mujeres!

¡Bienaventurada tú que has creído!

tu corazón fue traspasado

junto con el corazón de tu Hijo

y ahora no cesas de interceder por nosotros.

Te consagramos nuestras fuerzas

y disponibilidad para estar

al servicio de la evangelización.

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén.


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

5 detalles que tal vez no conocías de la Corona de Adviento

 


El domingo 29 de noviembre comenzará Adviento, un hermoso tiempo de preparación para la Navidad donde cada domingo se enciende una vela como signo de vigilia.

A continuación, presentamos cinco cosas que todo cristiano debe saber sobre la característica Corona de Adviento.

1. Tiene un origen pagano

La Corona de Adviento tiene su origen en una tradición pagana europea que consistía en prender velas durante el invierno para pedirle al dios sol que regresara con su luz y calor.

Los primeros misioneros aprovecharon esta tradición para evangelizar a las personas y les enseñaron que debían aprovechar esta Corona de Adviento como medio para esperar a Cristo, celebrar su natividad y rogarle que infunda su luz en sus almas.

2. Su forma circular es signo del amor de Dios

El círculo es una figura geométrica que no tiene ni principio ni fin. La Corona de Adviento recuerda que Dios tampoco tiene principio ni fin, por lo que refleja su unidad y eternidad. Es señal del amor que se debe tener hacia el Señor y al prójimo, que debe renovarse constantemente y nunca detenerse.

3. Las ramas verdes representan al Cristo vivo

El color verde representa la esperanza y la vida. En la corona de adviento nos recuerda que Cristo está vivo entre nosotros y la vida de gracia, el crecimiento espiritual y la esperanza que debemos cultivar durante Adviento. 

El anhelo más importante debe ser el llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro Padre, así como el árbol y sus ramas.

4. Las cuatro velas representan cada domingo de Adviento

Las cuatro velas de la Corona de Adviento se van prendiendo semana a semana, en los cuatro domingos de adviento y con una oración especial.

Las velas permiten reflexionar la oscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo, como las velas de la Corona.

Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los siglos se van iluminando cada vez más con la cercana llegada de Cristo al mundo.

5. Una de las velas es rosada

La Corona de Adviento tiene tres velas moradas y una rosada que se enciende el tercer domingo de Adviento. 

El color morado representa el espíritu de vigilia, penitencia y sacrificio que debemos tener para prepararnos adecuadamente para la llegada de Cristo.  Mientras que la rosada representa el gozo que sentimos ante la cercanía del nacimiento del Señor.

En algunos lugares, todas las velas de la Corona se sustituyen por velas rojas y en la Noche de Navidad, en el centro, se coloca una vela blanca o sirio simbolizando a Cristo como centro de todo cuanto existe.


Algunas sugerencias para vivir Adviento:

a) Arma, decora y motiva a los niños a vivir el Adviento explicándoles la tradición de la Corona de Adviento y su significado.

b) Colócala en un sitio especial del hogar, de preferencia en un lugar fijo donde la puedan ver los miembros de la familia para recordar la venida de Jesús y la importancia de prepararse para la Navidad.

c) Puedes distribuir entre los miembros de la familia la preparación de cada liturgia para que todos participen y se sientan involucrados. Algunas acciones son: Arreglar y limpiar el lugar donde se ubicará la Corona antes de comenzar la liturgia, encender y apagar las velas, dirigir el canto o poner algún villancico, dirigir las oraciones y leer las lecturas.

viernes, 20 de noviembre de 2020

Tercer Día de la Novena a la Virgen de la Medalla Milagrosa


Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen


Oración para todos los días

Virgen y Madre Inmaculada, mira con ojos misericordiosos al hijo que viene a ti, lleno de confianza y amor, a implorar tu maternal protección y a darte gracias por el gran don celestial de tu bendita Medalla Milagrosa.

Creo y espero en tu Medalla, Madre mía del Cielo, y la amo con todo mi corazón, y tengo la plena seguridad de que no me veré desatendido. Amén.


Lectura bíblica del tercer día: Juan 13, 34-35

Meditación: En su vida, María se preocupaba más por amar que por comprender, vivía todo en la dimensión del amor. ¡Qué distinta sería nuestra vida cristiana si en todo nos moviera clamor, si el amor fuera la explicación de nuestras actitudes y reacciones!


Profundización

En sus confidencias le dijo la Virgen Milagrosa a Sor Catalina: "Acontecerán no pequeñas calamidades. El peligro será grande. Llegará un momento en que todo se creerá perdido. Entonces yo estaré con vosotros: tened confianza…"

Refugiémonos en esta confianza, fuertemente apoyada en las seguridades que de su presencia y de su protección nos da la Virgen Milagrosa. Y en las horas malas y en los trances difíciles no cesemos de invocarla: "Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros".


Súplica a Nuestra Señora

Oh, Inmaculada Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, al contemplarte de brazos abiertos esparciendo gracias sobre aquellos que te las piden, llenos de la más viva confianza en tu poderosa y segura intercesión, innumerables veces manifestada por la Medalla Milagrosa, aún reconociendo nuestra indignidad por causa de nuestras numerosas culpas, osamos acercamos a tus pies para exponeros durante esta novena nuestras más apremiantes necesidades ... (SE PIDE LA GRACIA). Escucha, pues, ¡Oh Virgen de la Medalla Milagrosa!, este favor que confiados te solicitamos para mayor gloria de Dios, engrandecimiento de tu nombre y bien de nuestras almas. Y para mejor servir a tu Divino Hijo, inspíranos un profundo odio al pecado y danos el coraje de afirmarnos siempre verdaderamente cristianos. Así sea.

Santísima Virgen, yo creo y confieso tu santa Inmaculada Concepción, pura y sin mancha. ¡Oh, purísima Virgen María!, por tu Concepción Inmaculada y gloriosa prerrogativa de Madre de Dios, alcánzame de tu amado Hijo la humildad, la caridad, la obediencia, la castidad, la santa pureza de corazón de cuerpo y espíritu, la perseverancia en la práctica del bien, una buena vida y una santa muerte. Así sea.

Se rezan tres veces el Padre Nuestro, el Ave María, el Gloria y la jaculatoria: Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti.


Acto de Consagración a la Virgen de la Medalla Milagrosa

¡Oh, Virgen Madre de Dios, María Inmaculada!, nosotros te ofrecemos y consagramos, bajo el título de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, nuestro cuerpo, nuestro corazón, nuestra alma y todos nuestros bienes espirituales y temporales. Haz que esta Medalla sea para cada uno de nosotros una señal cierta de tu afecto y un recuerdo imperecedero de nuestros deberes hacia ti. Y que al llevar tu Medalla nos guíe siempre tu amable protección y nos conserve en la gracia de tu divino Hijo. ¡Oh, poderosísima Virgen, Madre de nuestro Salvador!, consérvanos unidos a ti en todos los momentos de nuestra vida. Alcánzanos a todos nosotros, tus hijos, la gracia de una buena muerte, a fin de que, juntos contigo, podamos gozar un día de la celeste beatitud. Amén.


Oración final


Oh, María, sin pecado concebida,

ruega por nosotros que recurrimos a ti.

¡Bendita tú entre todas las mujeres!

¡Bienaventurada tú que has creído!

tu corazón fue traspasado

junto con el corazón de tu Hijo

y ahora no cesas de interceder por nosotros.

Te consagramos nuestras fuerzas

y disponibilidad para estar

al servicio de la evangelización.

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén.


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

‘Liturgia de las horas’ en una APP oficial en español

 ESPAÑA

‘Liturgia de las horas’, la primera app oficial en español para rezar el oficio divino

La Conferencia Episcopal Española lanza esta aplicación móvil gratuita que podrá descargarse a partir del 28 de noviembre


La Conferencia Episcopal Española lanza ‘Liturgia de las Horas’, la primera app oficial en español para rezar el oficio divino. La nueva aplicación, fruto de la colaboración del Servicio de Publicaciones de la CEE y el Departamento de Desarrollo Digital del Grupo COPE, estará disponible de manera gratuita a partir del sábado 28 de noviembre, coincidiendo con el inicio del Adviento y del nuevo año litúrgico.

Los obispos españoles tomaron la decisión de ofrecer una app para facilitar la oración litúrgica en aquellas situaciones, como desplazamientos, en que no sea posible disponer de los libros litúrgicos oficiales. Para ello incorpora una serie de funcionalidades exclusivas orientadas a simplificar su manejo. Podrá descargarse accediendo al App Store para dispositivos móvil de Apple (iPhone o iPad), o a Google Play, para móviles o tablets con sistema operativo Android.

Fácil accesibilidad

A través de la app oficial de la CEE, el usuario podrá disponer a diario en su dispositivo móvil de la Liturgia de las horas. Al acceder a la aplicación, y para facilitar la veritas horarum, se mostrará siempre destacada la hora correspondiente al momento del día en el que se encuentre, aunque se podrá acceder al resto de las Horas e incluso seleccionar, mediante un calendario, el día del año litúrgico en curso que se desee.

Asimismo, la nueva aplicación incluye los textos propios para cada día del Misal Romano y del Leccionario de la Misa, así como el Martirologio Romano, para poder conmemorar diariamente a los mártires y santos.


Mons. Colombo: El significado de tenderle la mano al pobre

 "Es la oportunidad de hacernos solidarios y de acompañar un proceso de verdadera humanización, de promoción", destacó el arzobispo de Mendoza en la celebración de la Jornada Mundial de los Pobres.



El arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Daniel Colombo, presidió la misa dominical en la parroquia Nuestra Señor de la Consolata, en la localidad mendocina de Guaymallén, donde hizo hincapié en la celebración de la Jornada Mundial de los Pobres.

“Es una celebración porque nos toca, cuando reflexionamos sobre la pobreza, meditar, orar, sobre uno de los temas centrales de la fe cristiana. No se trata de un tema periférico, no es una cuestión optativa, sino que la sensibilidad de la Iglesia hacia los más pobres forma parte del corazón mismo del Evangelio”, explicó.

“Podemos decir que hay, en esta pedagogía de la atención al pobre que Dios nos propone, una serie de elementos que permiten a las personas desarrollarnos y ser, de verdad, más fieles a la invitación al llamado de Dios”, agregó.

El arzobispo mendocino afirmó que se puede ayudar desde “una lástima transitoria, desde una sensibilidad y nada más. En cambio, acompañar la vida de los pobres, supone para la Iglesia una tarea permanente, al modo del buen samaritano”.

“El lema de esta jornada nos invita a ‘tender la mano al pobre’. Decimos pobre, pero pensamos en tantos rostros y en tantas necesidades. Rostros concretos que nos interpelan pobrezas de todo tipo, que tocan nuestro corazón”, añadió.

Tras destacar la figura del médico, el enfermero, el sacerdote, la voluntaria o de aquel otro servidor público que tendió una mano al que lo necesitaba en este tiempo de pandemia, sostuvo que “la mano tendida del pobre entonces es la oportunidad de hacernos solidarios y de acompañar un proceso de verdadera humanización, de promoción”.

Monseñor Colombo valoró puntualmente el trabajo de las “pastorales de trinchera” de la arquidiócesis, entre otras la Pastoral de la Calle, la Pastoral de la Salud, la Pastoral Carcelaria, la de migrantes, Cáritas, la Comisión de Adicciones o en el Proyecto Guadalupe, a las que consideró “respuestas a esos rostros de la pobreza en Mendoza”.

“La jornada Mundial de los Pobres es una apuesta fuerte de Dios a nuestra solidaridad. Necesitamos reflexionarlo para no hacerlo desde un sentimentalismo; necesitamos hacerlo, arriesgando para que ese talento que el Señor nos ha confiado dé muchos frutos. Ojalá entonces podamos decirle al Señor al término de nuestra vida, que hemos sabido darle una mano al que Él nos envió, al que Él nos invitó a reconocer como si fuera su mismo hijo Jesucristo”, concluyó.



Los obispos de Quilmes se aíslan de manera preventiva ante contacto estrecha con persona que dio positivo a Covid-19

El Presbítero Leonardo Sala, Delegado Episcopal para el protocolo de intervención y traslado del presbiterio de la diócesis Quilmes ante la pandemia de Covid 19, comparte que el Obispo de Quilmes, Carlos José Tissera, y el Obispo Auxiliar, Marcelo (Maxi) Margni, tomaron conocimiento en la tarde de este jueves 19 de noviembre que compartieron una reunión el pasado fin de semana con una persona que dio positivo a Covid-19 el lunes último.

Por esa razón, y por recomendaciones de precaución, han tomado la decisión conjunta de permanecer en aislamiento de contacto hasta tanto se cumpla el tiempo establecido por los protocolos sanitarios. 

Los obispos se encuentran en buen estado de salud y sin síntomas, pero en caso de presentar alguno o malestares se realizarán el hisopado de control correspondiente e informarán a la comunidad Diocesana.



Se agradece la difusión de esta información.

jueves, 19 de noviembre de 2020

Segundo Día de la Novena a la Virgen de la Medalla Milagrosa


Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen

Oración para todos los días

Virgen y Madre Inmaculada, mira con ojos misericordiosos al hijo que viene a ti, lleno de confianza y amor, a implorar tu maternal protección y a darte gracias por el gran don celestial de tu bendita Medalla Milagrosa.

Creo y espero en tu Medalla, Madre mía del Cielo, y la amo con todo mi corazón, y tengo la plena seguridad de que no me veré desatendido. Amén.


Lectura bíblica del segundo día: Lucas 1, 30-38

Meditación: María creyó en su Hijo, Jesús, en todo momento, aún crucificado y muerto. Cree en Dios, en el amor de Dios, y cree cuando las cosas te salgan bien y cuando te salgan mal. Que nada te haga dudar del amor de Dios.


Profundización

En su primera aparición, la Virgen Milagrosa enseñó a Santa Catalina la manera como había de portarse en las penas y tribulaciones que se avecinaban.

"Ven al pie de este altar –le decía la celestial Señora-, aquí se distribuirán las gracias sobre cuantas personas las pidan con confianza y fervor, sobre grandes y pequeños."

Que la Virgen de la santa medalla y Jesús del sagrario sean siempre luz, fortaleza y guía de nuestra vida.


Súplica a Nuestra Señora

Oh, Inmaculada Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, al contemplarte de brazos abiertos esparciendo gracias sobre aquellos que te las piden, llenos de la más viva confianza en tu poderosa y segura intercesión, innumerables veces manifestada por la Medalla Milagrosa, aún reconociendo nuestra indignidad por causa de nuestras numerosas culpas, osamos acercamos a tus pies para exponeros durante esta novena nuestras más apremiantes necesidades ... (SE PIDE LA GRACIA). Escucha, pues, ¡Oh Virgen de la Medalla Milagrosa!, este favor que confiados te solicitamos para mayor gloria de Dios, engrandecimiento de tu nombre y bien de nuestras almas. Y para mejor servir a tu Divino Hijo, inspíranos un profundo odio al pecado y danos el coraje de afirmarnos siempre verdaderamente cristianos. Así sea.

Santísima Virgen, yo creo y confieso tu santa Inmaculada Concepción, pura y sin mancha. ¡Oh, purísima Virgen María!, por tu Concepción Inmaculada y gloriosa prerrogativa de Madre de Dios, alcánzame de tu amado Hijo la humildad, la caridad, la obediencia, la castidad, la santa pureza de corazón de cuerpo y espíritu, la perseverancia en la práctica del bien, una buena vida y una santa muerte. Así sea.

Se rezan tres veces el Padre Nuestro, el Ave María, el Gloria y la jaculatoria: Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti.


Acto de Consagración a la Virgen de la Medalla Milagrosa

¡Oh, Virgen Madre de Dios, María Inmaculada!, nosotros te ofrecemos y consagramos, bajo el título de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, nuestro cuerpo, nuestro corazón, nuestra alma y todos nuestros bienes espirituales y temporales. Haz que esta Medalla sea para cada uno de nosotros una señal cierta de tu afecto y un recuerdo imperecedero de nuestros deberes hacia ti. Y que al llevar tu Medalla nos guíe siempre tu amable protección y nos conserve en la gracia de tu divino Hijo. ¡Oh, poderosísima Virgen, Madre de nuestro Salvador!, consérvanos unidos a ti en todos los momentos de nuestra vida. Alcánzanos a todos nosotros, tus hijos, la gracia de una buena muerte, a fin de que, juntos contigo, podamos gozar un día de la celeste beatitud. Amén.


Oración final


Oh, María, sin pecado concebida,

ruega por nosotros que recurrimos a ti.

¡Bendita tú entre todas las mujeres!

¡Bienaventurada tú que has creído!

tu corazón fue traspasado

junto con el corazón de tu Hijo

y ahora no cesas de interceder por nosotros.

Te consagramos nuestras fuerzas

y disponibilidad para estar

al servicio de la evangelización.

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén.


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Retiro espiritual virtual

 La Comunidad Siervos de las Bodas del Cordero invita a un retiro espiritual virtual: camino del Adviento a partir del próximo viernes 20 de noviembre.

Este espacio tendrá como consigna "Esperando a Jesús: el «Sí» amoroso de Dios"

“Será un tiempo personal para detenernos y permitir que el Espíritu Santo obre en nuestro corazón a través de la Palabra, la oración, el silencio...”

El retiro tendrá momentos fuertes durante la semana y propuesta para a profundizar con la lectura, la oración y la contemplación con materiales que se propondrán a través del canal de Youtube de la comunidad.

Para iniciar este camino de preparación al adviento se invita a anotarse a través del Whatsapp 11 4194-2342 ó 11 6481-9150. También para consultas y más información.



miércoles, 18 de noviembre de 2020

Salve Regina – coro virtual


 

Grabaciones realizadas durante la cuarentena por COVID-19 – Abril 2020.

Agradecemos especialmente a las 450 personas de 33 países diferentes que grabaron sus voces y a todos aquellos que enviaron tomas de video, más de 150 en total, su tiempo, talento y generosidad hizo posible esta producción.

Ayúdanos a hacer más videos haciendo tu aporte en el siguiente enlace: 

hhttps://www.youtube.com/channel/UCQcc...

 Todos los recursos recaudados constituyen una sólid base económica que permite sostener la labor de la Fundación Canto Católico. La fundación tiene como fin favorecer el encuentro de los hombres con Dios sirviendo a la Iglesia a través de la música. En ese sentido, los fondos estarán destinados especialmente a la creación de más videos.

 

 

Letra:

Salve, Regina, Mater misericordiæ,

vita, dulcedo, et spes nostra, salve.

Ad te clamamus exsules filii Hevæ,

Ad te suspiramus, gementes et flentes

in hac lacrimarum valle.

Eia, ergo, advocata nostra, illos tuos

misericordes oculos ad nos converte;

Et Jesum, benedictum fructum ventris tui,

nobis post hoc exsilium ostende.

O clemens, O pia, O dulcis Virgo Maria.

Traducción:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, 

vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve. 

A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva, 

a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
 
Ea, pues, Señora Abogada Nuestra, 

vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, 

y después de este destierro, muéstranos a Jesús,

fruto bendito de tu vientre.

Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. 

Primer Día de la Novena a la Virgen de la Medalla Milagrosa


Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen

Oración para todos los días

Virgen y Madre Inmaculada, mira con ojos misericordiosos al hijo que viene a ti, lleno de confianza y amor, a implorar tu maternal protección y a darte gracias por el gran don celestial de tu bendita Medalla Milagrosa.

Creo y espero en tu Medalla, Madre mía del Cielo, y la amo con todo mi corazón, y tengo la plena seguridad de que no me veré desatendido. Amén.

Lectura bíblica del primer día: Lucas 1,26-31.

Meditación: Cuando María recibió el anuncio del ángel y aceptó los planes de Dios, no conocía muchos detalles, pero se puso ciegamente en las manos de su Señor. Ese será el mérito de nuestra fe: confiar plenamente en la bondad y providencia divinas.

Breve historia

En una medianoche iluminada con luz celeste como de Nochebuena -la del 18 de julio de 1830- se apareció por primera vez la Virgen Santísima a Santa Catalina Labouré, Hija de la Caridad de San Vicente de Paúl.

Y le habló a la santa de las desgracias y calamidades del mundo con tanta pena y compasión que se le anudaba la voz en la garganta y le saltaban las lágrimas de los ojos.

¡Cómo nos ama nuestra Madre del Cielo! ¡Cómo siente las penas de cada uno de sus hijos! Que tu recuerdo y tu medalla, Virgen Milagrosa, sean alivio y consuelo de todos los que sufren y lloran en desamparo.

Súplica a Nuestra Señora

Oh, Inmaculada Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, al contemplarte de brazos abiertos esparciendo gracias sobre aquellos que te las piden, llenos de la más viva confianza en tu poderosa y segura intercesión, innumerables veces manifestada por la Medalla Milagrosa, aún reconociendo nuestra indignidad por causa de nuestras numerosas culpas, osamos acercamos a tus pies para exponeros durante esta novena nuestras más apremiantes necesidades ... (SE PIDE LA GRACIA). Escucha, pues, ¡Oh Virgen de la Medalla Milagrosa!, este favor que confiados te solicitamos para mayor gloria de Dios, engrandecimiento de tu nombre y bien de nuestras almas. Y para mejor servir a tu Divino Hijo, inspíranos un profundo odio al pecado y danos el coraje de afirmarnos siempre verdaderamente cristianos. Así sea.

Santísima Virgen, yo creo y confieso tu santa Inmaculada Concepción, pura y sin mancha. ¡Oh, purísima Virgen María!, por tu Concepción Inmaculada y gloriosa prerrogativa de Madre de Dios, alcánzame de tu amado Hijo la humildad, la caridad, la obediencia, la castidad, la santa pureza de corazón de cuerpo y espíritu, la perseverancia en la práctica del bien, una buena vida y una santa muerte. Así sea.

Se rezan tres veces el Padre Nuestro, el Ave María, el Gloria y la jaculatoria: Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti.

Acto de Consagración a la Virgen de la Medalla Milagrosa

¡Oh, Virgen Madre de Dios, María Inmaculada!, nosotros te ofrecemos y consagramos, bajo el título de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, nuestro cuerpo, nuestro corazón, nuestra alma y todos nuestros bienes espirituales y temporales. Haz que esta Medalla sea para cada uno de nosotros una señal cierta de tu afecto y un recuerdo imperecedero de nuestros deberes hacia ti. Y que al llevar tu Medalla nos guíe siempre tu amable protección y nos conserve en la gracia de tu divino Hijo. ¡Oh, poderosísima Virgen, Madre de nuestro Salvador!, consérvanos unidos a ti en todos los momentos de nuestra vida. Alcánzanos a todos nosotros, tus hijos, la gracia de una buena muerte, a fin de que, juntos contigo, podamos gozar un día de la celeste beatitud. Amén.


Oración final


Oh, María, sin pecado concebida,

ruega por nosotros que recurrimos a ti.

¡Bendita tú entre todas las mujeres!

¡Bienaventurada tú que has creído!

tu corazón fue traspasado

junto con el corazón de tu Hijo

y ahora no cesas de interceder por nosotros.

Te consagramos nuestras fuerzas

y disponibilidad para estar

al servicio de la evangelización.

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén.


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

CRUCIFIJO DEL PERDÓN

No está claro por qué tan pocos católicos han oído hablar de este sacramental. Pero está muy claro que Satán lo odia poderosamente, es una espina para él puesta por el Papa Pío X.

¿Por qué? Porque el Crucifijo del Perdón tiene en el mismo la Medalla de la Virgen Milagrosa y la Medalla de San Benito. El Papa San Pío X usó las llaves del cielo y ató este sacramental del Crucifijo del Perdón, con ricas indulgencias, cosa que Satanás odia.

¿Qué sucede cuando este enemigo odia alguna devoción o sacramentales que estén inmersos con las Gracias Divinas? Simplemente lo OCULTA O DISTORCIONA EL USO DEL MISMO.

El Crucifijo del Perdón fue promulgado en 1905, y ha estado oculto por muchos años. ¡Esta Cruz del Perdón es maravillosa! Las palabras inscritas en él describen las indulgencias y las Gracias Divinas que fluyen de este Crucifijo en particular.


Historia del Crucifijo del Perdón

Este Crucifijo del Perdón fue introducido en el Congreso Mariano en Roma en 1904, con la ayuda del Cardenal Coullié, Arzobispo de Lyon, Francia. Fue a través del discurso hecho sobre este, hecho para él, por los Frailes Lémannn, donde este Crucifijo obtuvo aprobación general. El proyecto de la unión alrededor del Crucifijo del Perdón fue presentado a Su Santidad, San Pío X, por el Eminente Cardenal Vivés, presidente del Congreso.

La histórica y sagrada inscripción de la imagen de Jesús, sobre la Cabeza de Cristo (en el crucifijo), como negación e impiedad a la realeza de Jesús al ser crucificado: “JESUS NAZARENUS, REX JUDAORUM”, conservada la inscripción original del Gólgota, en la Basílica de la Santa Cruz en Jerusalén, la cual fue recuperada por Santa Elena, en el año 326, sobre la figura cruciforme de las letras familiares “I.N.R.I.”, que traducido del latín significa, Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos, es exacta a la que tiene el Crucifijo del Perdón.

En el reverso del crucifijo, en el transverso de los brazos, está escrito: “PADRE PERDÓNALOS”; en la parte vertical de la cruz dice: “HE AQUÍ ESTE CORAZÓN QUE TANTO HA AMADO A LOS HOMBRES”, además, una imagen del Sagrado Corazón de Jesús se muestra en el centro. Debajo, como figura de Nuestra Señora coronada, hay una estrella, ocupando los pies de la cruz, el cual fue el lugar que ocupó María durante la crucifixión de Jesús. Desde este soporte, de los pies clavados de su Hijo, llama a cada alma y le dice: No olviden las penas de su Madre, yo los consolaré. La desesperación murmura que es muy tarde, pero ella nos dice: Entre tarde y demasiado tarde hay un abismo. Mirad toda la Sangre de mi Jesús, mira mi devoción maternal hacia ti.



Indulgencias al Crucifijo del Perdón    

Indulgencias concedidas por Su Santidad, Papa Pío X, para la piadosa unión al Crucifijo del Perdón. El objetivo del cual es el obtener el perdón de Dios para el prójimo.

1. Cualquiera que lleve en su persona el Crucifijo del Perdón, ganará 300 días de indulgencia cada día.

2. Cada vez que se bese con devoción este Crucifijo, obtendrá 100 días de indulgencia.

3. Cualquiera que diga las siguientes invocaciones ante el crucifijo, puede ganar cada vez una indulgencia de 7 años y 7 cuarentenas: 

“Padrenuestro que estás en el cielo, perdona nuestras ofensas como también perdonamos a los que nos ofenden.” “Ruego a la Bienaventurada Virgen María, que pida al Señor, nuestro Dios por mí.”

4. Cualquiera que es habitualmente devoto a este Crucifijo y cumpla las condiciones necesarias de los Sacramentos de Confesión y Comunión, pueden ganar una indulgencia plenaria en las siguientes festividades: Festividad de las 5 llagas de Nuestro Señor Jesucristo (Aunque esta fiesta no se celebra en toda la  Iglesia, el Oficio y la Misa están considerados en el apéndice del Breviario y el Misal); Festividad del descubrimiento de la Santa Cruz (13 de septiembre); Festividad de la Santa Cruz (3 de mayo); Festividad de la Inmaculada Concepción (8 de diciembre); Festividad de los siete dolores de la Santa Virgen María (15 de septiembre).

5. Cualquiera que al momento de su muerte, fortificado con los Sacramentos de la Iglesia, o contrito de corazón, o en la suposición de ser incapaz de recibirlos, besando este crucifijo y pidiéndole perdón a Dios por sus pecados y el de sus semejantes, puede ganar una indulgencia plenaria.

Rescriptio Pontificial del 1 de junio de 1905 para MM. Abad Lémann.

Por otra, Rescriptio Pontificial del 14 de noviembre de 1905, Su Santidad, Papa Pío X, en la que declara, añadió al Crucifijo del Perdón, es además aplicable para las Benditas Almas del Purgatorio.

(Con Sanción Eclesial, enero 15 de 1907)

Este Crucifijo necesita ser bendecido por un sacerdote, con LA SEÑAL DE LA CRUZ, para asegurar todas las indulgencias otorgadas.

Palabras de Nuestro Señor del 20 de Julio de 1882:

“Yo deseo que Mis siervos, siervas y hasta los más pequeñitos se puedan revestir de una Cruz. Esta Cruz será pequeña y en su medio llevará como una llamita blanca. Indicará esta llamita que son hijos e hijas de la luz”.

Contra Enfermedades desconocidas: “Una medalla de Mi Divino Corazón; una medalla que lleve Mi Cruz Adorable. Meteréis ambas medallas en un vaso con agua – no importa el material -. Beberéis esa agua que ha sido doblemente bendecida y purificada. Una sola gota en vuestra comida; una gota bastará para eliminar, no ya la plaga, sino el flagelo de Mi Justicia. (La Medalla Milagrosa, por sí misma, reúne las condiciones necesarias). Daréis una gota de esta agua a las pobres almas que hayan sufrido el flagelo de enfermedades desconocidas; las que atacan al corazón, al espíritu y a la palabra”.

·  La Cruz del Perdón lleva insertas ambas Medallas: La Medalla Milagrosa y la de San Benito.

martes, 17 de noviembre de 2020

Preocupa a la Pastoral de Adicciones la ley de uso medicinal del cannabis

La prudencia que exige la aplicación paliativa del canabidiol no condice con una "apertura irrestricta" del autocultivo y puede convertirse en la "legitimación encubierta" de otros tipos de consumo.



La Comisión Nacional de Pastoral de Adicciones y Drogadependencia expresó su preocupación por la reglamentación de la Ley Nº 27.350 sobre “investigación médica y científica del uso medicinal de la planta de cannabis y sus derivados".

En un comunicado con comentarios sobre la norma, afirmó que la aplicación paliativa con fines medicinales del canabidiol, reclamadas por pacientes y familiares de pacientes, debe ser "apoyada y acompañada por el conjunto de la sociedad", pero recordando que las agencias encargadas del control de medicamentos del mundo aconsejan "responsabilidad y prudencia".

"Esa responsabilidad y prudencia no se condicen con la apertura irrestricta que significa el autocultivo de cannabis para sí o para terceros y la falta de especificación de las enfermedades que ameritan su aplicación", advirtió, y sostuvo: "De esta manera, la norma puede convertirse en una legitimación encubierta de otros tipos de consumos y eso nos preocupa".

"Para hacer justicia a quienes padecen una enfermedad no hay que exponer a los más frágiles. Por esa razón en el comunicado que presentamos en 2016 señalábamos que la provisión de canabidiol debe correr por parte del Estado y ser gratuita", concluyó.

Texto del comunicado
Desde la Pastoral Nacional de Adicciones y Drogadependencia queremos comunicar al Gobierno Nacional y a la población en general la preocupación que nos genera la reciente reglamentación de la Ley N°27.350 sobre la “investigación médica y científica del uso medicinal de la planta de cannabis y sus derivados”.

La investigación científica y la aplicación paliativa con fines medicinales del canabidiol, reclamadas por pacientes y familiares de pacientes, debe ser apoyada y acompañada por el conjunto de la sociedad, advirtiendo que la gran mayoría de la comunidad científica y las agencias encargadas del control de medicamentos de todo el mundo han aconsejado responsabilidad y prudencia.

Entendemos que esa responsabilidad y prudencia no se condicen con la apertura irrestricta que significa el autocultivo de cannabis para sí o para terceros y la falta de especificación de las enfermedades que ameritan su aplicación.

Entendemos que, de esta manera, la norma puede convertirse en una legitimación encubierta de otros tipos de consumos y eso nos preocupa.

Dejando de lado el agravamiento de la situación generado por la pandemia, en las villas y barrios populares no es fácil sostener el colegio ni conseguir un trabajo. La educación y el trabajo son poco accesibles,las sustancias adictivas ahora son más accesibles.

Para hacer justicia a quienes padecen una enfermedad no hay que exponer a los más frágiles. Por esa razón en el comunicado que presentamos en 2016 señalábamos que la provisión de canabidiol debe correr por parte del Estado y ser gratuita.

lunes, 16 de noviembre de 2020

XXV Misa de la Esperanza · 14 11 2020

 


El sábado 14 de noviembre a las 19.00 se realiza la XXV Misa de la Esperanza con la consigna “Tiende tu mano al pobre”, en esta oportunidad de manera virtual, transmitida por www.youtube.com/DiocesisQuilmesOficial y por www.facebook.com/DiocesisQuilmes con la presencia del Obispo de Quilmes Carlos José Tissera, el Obispo Auxiliar Marcelo Julián (Maxi) Margni.
Junto con esta Misa se celebra la IV Jornada Mundial de los Pobres, que instituyó el Papa Francisco en 2017, el fin de semana previo a la fiesta de Cristo Rey.

En Oración

Los obispos de Quilmes Carlos José Tisera y Marcelo (Maxi) Margni comparten con la comunidad Diocesana la situación de salud de Elva, esposa del Diácono José Astudillo de la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe de Florencio Varela, al tiempo que piden oraciones.

Elva, animadora y catequista de la Parroquia nuestra Señora de la Paz y enfermera de los campamentos Brocherito, se encuentra atravesando un delicado estado de salud producto de un ACV. En este momento se encuentra internada en la clínica Santa Clara de Florencio Varela con estado reservado. 

Los obispos invitan a la diócesis a "acompañar con la oración a la familia Astudillo en este momento particular, y a pedir por su pronta recuperación".

Se agradece la difusión de esta información.

viernes, 13 de noviembre de 2020

IV JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
IV JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES

Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario


“Tiende tu mano al pobre” (cf. Si 7,32)


“Tiende tu mano al pobre” (cf. Si 7,32). La antigua sabiduría ha formulado estas palabras como un código sagrado a seguir en la vida. Hoy resuenan con todo su significado para ayudarnos también a nosotros a poner nuestra mirada en lo esencial y a superar las barreras de la indiferencia. La pobreza siempre asume rostros diferentes, que requieren una atención especial en cada situación particular; en cada una de ellas podemos encontrar a Jesús, el Señor, que nos reveló estar presente en sus hermanos más débiles (cf. Mt 25,40).

1. Tomemos en nuestras manos el Eclesiástico, también conocido como Sirácida, uno de los libros del Antiguo Testamento. Aquí encontramos las palabras de un sabio maestro que vivió unos doscientos años antes de Cristo. Él buscaba la sabiduría que hace a los hombres mejores y capaces de escrutar en profundidad las vicisitudes de la vida. Lo hizo en un momento de dura prueba para el pueblo de Israel, un tiempo de dolor, luto y miseria causado por el dominio de las potencias extranjeras. Siendo un hombre de gran fe, arraigado en las tradiciones de sus antepasados, su primer pensamiento fue dirigirse a Dios para pedirle el don de la sabiduría. Y el Señor le ayudó.

Desde las primeras páginas del libro, el Sirácida expone sus consejos sobre muchas situaciones concretas de la vida, y la pobreza es una de ellas. Insiste en el hecho de que en la angustia hay que confiar en Dios: «Endereza tu corazón, mantente firme y no te angusties en tiempo de adversidad. Pégate a él y no te separes, para que al final seas enaltecido. Todo lo que te sobrevenga, acéptalo, y sé paciente en la adversidad y en la humillación. Porque en el fuego se prueba el oro, y los que agradan a Dios en el horno de la humillación. En las enfermedades y en la pobreza pon tu confianza en él. Confía en él y él te ayudará, endereza tus caminos y espera en él. Los que teméis al Señor, aguardad su misericordia y no os desviéis, no sea que caigáis» (2,2-7).

2. Página tras página, descubrimos un precioso compendio de sugerencias sobre cómo actuar a la luz de una relación íntima con Dios, creador y amante de la creación, justo y providente con todos sus hijos. Sin embargo, la constante referencia a Dios no impide mirar al hombre concreto; al contrario, las dos cosas están estrechamente relacionadas.

Lo demuestra claramente el pasaje del cual se toma el título de este Mensaje (cf. 7,29-36). La oración a Dios y la solidaridad con los pobres y los que sufren son inseparables. Para celebrar un culto que sea agradable al Señor, es necesario reconocer que toda persona, incluso la más indigente y despreciada, lleva impresa en sí la imagen de Dios. De tal atención deriva el don de la bendición divina, atraída por la generosidad que se practica hacia el pobre. Por lo tanto, el tiempo que se dedica a la oración nunca puede convertirse en una coartada para descuidar al prójimo necesitado; sino todo lo contrario: la bendición del Señor desciende sobre nosotros y la oración logra su propósito cuando va acompañada del servicio a los pobres.

3. ¡Qué actual es esta antigua enseñanza, también para nosotros! En efecto, la Palabra de Dios va más allá del espacio, del tiempo, de las religiones y de las culturas. La generosidad que sostiene al débil, consuela al afligido, alivia los sufrimientos, devuelve la dignidad a los privados de ella, es una condición para una vida plenamente humana. La opción por dedicarse a los pobres y atender sus muchas y variadas necesidades no puede estar condicionada por el tiempo a disposición o por intereses privados, ni por proyectos pastorales o sociales desencarnados. El poder de la gracia de Dios no puede ser sofocado por la tendencia narcisista a ponerse siempre uno mismo en primer lugar.

Mantener la mirada hacia el pobre es difícil, pero muy necesario para dar a nuestra vida personal y social la dirección correcta. No se trata de emplear muchas palabras, sino de comprometer concretamente la vida, movidos por la caridad divina. Cada año, con la Jornada Mundial de los Pobres, vuelvo sobre esta realidad fundamental para la vida de la Iglesia, porque los pobres están y estarán siempre con nosotros (cf. Jn 12,8) para ayudarnos a acoger la compañía de Cristo en nuestra vida cotidiana.

4. El encuentro con una persona en condición de pobreza siempre nos provoca e interroga. ¿Cómo podemos ayudar a eliminar o al menos aliviar su marginación y sufrimiento? ¿Cómo podemos ayudarla en su pobreza espiritual? La comunidad cristiana está llamada a involucrarse en esta experiencia de compartir, con la conciencia de que no le está permitido delegarla a otros. Y para apoyar a los pobres es fundamental vivir la pobreza evangélica en primera persona. No podemos sentirnos “bien” cuando un miembro de la familia humana es dejado al margen y se convierte en una sombra. El grito silencioso de tantos pobres debe encontrar al pueblo de Dios en primera línea, siempre y en todas partes, para darles voz, defenderlos y solidarizarse con ellos ante tanta hipocresía y tantas promesas incumplidas, e invitarlos a participar en la vida de la comunidad.

Es cierto, la Iglesia no tiene soluciones generales que proponer, pero ofrece, con la gracia de Cristo, su testimonio y sus gestos de compartir. También se siente en la obligación de presentar las exigencias de los que no tienen lo necesario para vivir. Recordar a todos el gran valor del bien común es para el pueblo cristiano un compromiso de vida, que se realiza en el intento de no olvidar a ninguno de aquellos cuya humanidad es violada en las necesidades fundamentales.

5. Tender la mano hace descubrir, en primer lugar, a quien lo hace, que dentro de nosotros existe la capacidad de realizar gestos que dan sentido a la vida. ¡Cuántas manos tendidas se ven cada día! Lamentablemente, sucede cada vez más a menudo que la prisa nos arrastra a una vorágine de indiferencia, hasta el punto de que ya no se sabe más reconocer todo el bien que cotidianamente se realiza en el silencio y con gran generosidad. Así sucede que, sólo cuando ocurren hechos que alteran el curso de nuestra vida, nuestros ojos se vuelven capaces de vislumbrar la bondad de los santos “de la puerta de al lado”, «de aquellos que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios» (Exhort. ap. Gaudete et exsultate, 7), pero de los que nadie habla. Las malas noticias son tan abundantes en las páginas de los periódicos, en los sitios de internet y en las pantallas de televisión, que nos convencen que el mal reina soberano. No es así. Es verdad que está siempre presente la maldad y la violencia, el abuso y la corrupción, pero la vida está entretejida de actos de respeto y generosidad que no sólo compensan el mal, sino que nos empujan a ir más allá y a estar llenos de esperanza.

6. Tender la mano es un signo: un signo que recuerda inmediatamente la proximidad, la solidaridad, el amor. En estos meses, en los que el mundo entero ha estado como abrumado por un virus que ha traído dolor y muerte, desaliento y desconcierto, ¡cuántas manos tendidas hemos podido ver! La mano tendida del médico que se preocupa por cada paciente tratando de encontrar el remedio adecuado. La mano tendida de la enfermera y del enfermero que, mucho más allá de sus horas de trabajo, permanecen para cuidar a los enfermos. La mano tendida del que trabaja en la administración y proporciona los medios para salvar el mayor número posible de vidas. La mano tendida del farmacéutico, quién está expuesto a tantas peticiones en un contacto arriesgado con la gente. La mano tendida del sacerdote que bendice con el corazón desgarrado. La mano tendida del voluntario que socorre a los que viven en la calle y a los que, a pesar de tener un techo, no tienen comida. La mano tendida de hombres y mujeres que trabajan para proporcionar servicios esenciales y seguridad. Y otras manos tendidas que podríamos describir hasta componer una letanía de buenas obras. Todas estas manos han desafiado el contagio y el miedo para dar apoyo y consuelo.

7. Esta pandemia llegó de repente y nos tomó desprevenidos, dejando una gran sensación de desorientación e impotencia. Sin embargo, la mano tendida hacia el pobre no llegó de repente. Ella, más bien, ofrece el testimonio de cómo nos preparamos a reconocer al pobre para sostenerlo en el tiempo de la necesidad. Uno no improvisa instrumentos de misericordia. Es necesario un entrenamiento cotidiano, que proceda de la conciencia de lo mucho que necesitamos, nosotros los primeros, de una mano tendida hacia nosotros.

Este momento que estamos viviendo ha puesto en crisis muchas certezas. Nos sentimos más pobres y débiles porque hemos experimentado el sentido del límite y la restricción de la libertad. La pérdida de trabajo, de los afectos más queridos y la falta de las relaciones interpersonales habituales han abierto de golpe horizontes que ya no estábamos acostumbrados a observar. Nuestras riquezas espirituales y materiales fueron puestas en tela de juicio y descubrimos que teníamos miedo. Encerrados en el silencio de nuestros hogares, redescubrimos la importancia de la sencillez y de mantener la mirada fija en lo esencial. Hemos madurado la exigencia de una nueva fraternidad, capaz de ayuda recíproca y estima mutua. Este es un tiempo favorable para «volver a sentir que nos necesitamos unos a otros, que tenemos una responsabilidad por los demás y por el mundo [...]. Ya hemos tenido mucho tiempo de degradación moral, burlándonos de la ética, de la bondad, de la fe, de la honestidad [...]. Esa destrucción de todo fundamento de la vida social termina enfrentándonos unos con otros para preservar los propios intereses, provoca el surgimiento de nuevas formas de violencia y crueldad e impide el desarrollo de una verdadera cultura del cuidado del ambiente» (Carta enc. Laudato si’, 229). En definitiva, las graves crisis económicas, financieras y políticas no cesarán mientras permitamos que la responsabilidad que cada uno debe sentir hacia al prójimo y hacia cada persona permanezca aletargada.

8. “Tiende la mano al pobre” es, por lo tanto, una invitación a la responsabilidad y un compromiso directo de todos aquellos que se sienten parte del mismo destino. Es una llamada a llevar las cargas de los más débiles, como recuerda san Pablo: «Mediante el amor, poneos al servicio los unos de los otros. Porque toda la Ley encuentra su plenitud en un solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. [...] Llevad las cargas los unos de los otros» (Ga 5,13-14; 6,2). El Apóstol enseña que la libertad que nos ha sido dada con la muerte y la resurrección de Jesucristo es para cada uno de nosotros una responsabilidad para ponernos al servicio de los demás, especialmente de los más débiles. No se trata de una exhortación opcional, sino que condiciona de la autenticidad de la fe que profesamos.

El libro del Eclesiástico viene otra vez en nuestra ayuda: sugiere acciones concretas para apoyar a los más débiles y también utiliza algunas imágenes evocadoras. En un primer momento toma en consideración la debilidad de cuantos están tristes: «No evites a los que lloran» (7,34). El período de la pandemia nos obligó a un aislamiento forzoso, incluso impidiendo que pudiéramos consolar y permanecer cerca de amigos y conocidos afligidos por la pérdida de sus seres queridos. Y sigue diciendo el autor sagrado: «No dejes de visitar al enfermo» (7,35). Hemos experimentado la imposibilidad de estar cerca de los que sufren, y al mismo tiempo hemos tomado conciencia de la fragilidad de nuestra existencia. En resumen, la Palabra de Dios nunca nos deja tranquilos y continúa estimulándonos al bien.

9. “Tiende la mano al pobre” destaca, por contraste, la actitud de quienes tienen las manos en los bolsillos y no se dejan conmover por la pobreza, de la que a menudo son también cómplices. La indiferencia y el cinismo son su alimento diario. ¡Qué diferencia respecto a las generosas manos que hemos descrito! De hecho, hay manos tendidas para rozar rápidamente el teclado de una computadora y mover sumas de dinero de una parte del mundo a otra, decretando la riqueza de estrechas oligarquías y la miseria de multitudes o el fracaso de naciones enteras. Hay manos tendidas para acumular dinero con la venta de armas que otras manos, incluso de niños, usarán para sembrar muerte y pobreza. Hay manos tendidas que en las sombras intercambian dosis de muerte para enriquecerse y vivir en el lujo y el desenfreno efímero. Hay manos tendidas que por debajo intercambian favores ilegales por ganancias fáciles y corruptas. Y también hay manos tendidas que, en el puritanismo hipócrita, establecen leyes que ellos mismos no observan. 
En este panorama, «los excluidos siguen esperando. Para poder sostener un estilo de vida que excluye a otros, o para poder entusiasmarse con ese ideal egoísta, se ha desarrollado una globalización de la indiferencia. Casi sin advertirlo, nos volvemos incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros, ya no lloramos ante el drama de los demás ni nos interesa cuidarlos, como si todo fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe»

(Exhort. ap. Evangelii gaudium, 54). No podemos ser felices hasta que estas manos que siembran la muerte se transformen en instrumentos de justicia y de paz para el mundo entero. 

10. «En todas tus acciones, ten presente tu final» (Si 7,36). Esta es la expresión con la que el 
Sirácida concluye su reflexión. El texto se presta a una doble interpretación. La primera hace evidente que siempre debemos tener presente el fin de nuestra existencia. Acordarse de nuestro destino común puede ayudarnos a llevar una vida más atenta a quien es más pobre y no ha tenido las mismas posibilidades que nosotros. Existe también una segunda interpretación, que evidencia más bien el propósito, el objetivo hacia el que cada uno tiende. 
Es el fin de nuestra vida que requiere un proyecto a realizar y un camino a recorrer sin cansarse. Y bien, la finalidad de cada una de nuestras acciones no puede ser otra que el amor. 
Este es el objetivo hacia el que nos dirigimos y nada debe distraernos de él. Este amor es compartir, es dedicación y servicio, pero comienza con el descubrimiento de que nosotros somos los primeros amados y movidos al amor. Este fin aparece en el momento en que el niño se encuentra con la sonrisa de la madre y se siente amado por el hecho mismo de existir.
Incluso una sonrisa que compartimos con el pobre es una fuente de amor y nos permite vivir en la alegría. La mano tendida, entonces, siempre puede enriquecerse con la sonrisa de quien no hace pesar su presencia y la ayuda que ofrece, sino que sólo se alegra de vivir según el estilo de los discípulos de Cristo. 
En este camino de encuentro cotidiano con los pobres, nos acompaña la Madre de Dios que, de modo particular, es la Madre de los pobres. La Virgen María conoce de cerca las dificultades y sufrimientos de quienes están marginados, porque ella misma se encontró dando a luz al Hijo de Dios en un establo. Por la amenaza de Herodes, con José su esposo y el pequeño Jesús huyó a otro país, y la condición de refugiados marcó a la sagrada familia durante algunos años. Que la oración a la Madre de los pobres pueda reunir a sus hijos predilectos y a cuantos les sirven en el nombre de Cristo. Y que esta misma oración transforme la mano tendida en un abrazo de comunión y de renovada fraternidad. 

Roma, San Juan de Letrán, 13 de junio de 2020, Memoria litúrgica de san Antonio de Padua.

Francisco