Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, y lo siguió mucha gente de Galilea.
Al enterarse de lo que hacía, también fue a su encuentro una gran multitud de Judea, de Jerusalén, de Idumea, de la Transjordania y de la región de Tiro y Sidón.
Entonces mandó a sus discípulos que le prepararan una barca, para que la muchedumbre no lo apretujara.
Porque, como curaba a muchos, todos los que padecían algún mal se arrojaban sobre él para tocarlo.
Y los espíritus impuros, apenas lo veían, se tiraban a sus pies, gritando: "¡Tú eres el Hijo de Dios!".
Pero Jesús les ordenaba terminantemente que no lo pusieran de manifiesto.
PALABRA DEL SEÑOR.
Porque, como curaba a muchos, todos los que padecían algún mal se arrojaban sobre él para tocarlo. Apasionada confianza del pueblo en el Mesías sanador. Se arrojaban sobre Él para tocarlo. Nosotros qué hacemos? Cuando estamos desesperados a qué o a quién recurrimos?. Tenemos esa confianza apasionada en nuestro Mesías, el miso de hace dos mil años? O recurrimos a otros espacios o personajes? Quién nos sana? Quién nos tiende la mano? Y nosotros como discípul@s. En el silencio y la quietud invocamos el Nombre de Jesús.
Abrazo y bendición!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario