Jesús salió nuevamente a la orilla del mar; toda la gente acudía allí, y él les enseñaba.
Al pasar vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". El se levantó y lo siguió.
Mientras Jesús estaba comiendo en su casa, muchos publicanos y pecadores se sentaron a comer con él y sus discípulos; porque eran muchos los que lo seguían.
Los escribas del grupo de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a los discípulos: "¿Por qué come con publicanos y pecadores?".
Jesús, que había oído, les dijo: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".
PALABRA DEL SEÑOR
Jesús, que había oído, les dijo: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores". De esta manera Jesús pone blanco sobre negro cuál es su prioridad, de quienes tiene sed su corazón. Es una dura verdad para los creyentes de elite, impregnados de soberbia muchas veces, mirando sobre el hombro a los pecadores comparándose como mejores, criticando, marginando o discriminando a los últimos, que son los primeros para el Dios de Jesús. Ojalá la Iglesia Siglo XXI termine con esa mala costumbre de quienes se sienten mejores que los demás por sus prácticas religiosas. Q aprendan a ver la viga en su ojo y no la paja en el ojo ajeno.
Abrazo y bendición!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario