Date permiso para sentirte triste sin luchar desesperadamente para salir de ese estado.
Nadie puede estar siempre arriba portando una bandera de soles a su paso.
Date permiso para llorar hasta vaciarte, no te quedes sin pestañear para que no caiga esa lágrima que está desesperada por ser la gota que rebasa el vaso. A veces hay que llorar hasta el cansancio, en la oscuridad de la noche, en un rincón, en la ducha y también delante de un niño.
Siempre creí que llorar era malo porque nunca veía llorar a mis papás y el día que mi viejo lloró pensé que se rajaba el mundo.
Que lo pibes sepan que no hay que guardarse nada porque lo que se guarda, nos enferma.
Date permiso para el enojo.
Aunque ni siquiera sepas bien la causa.
Date permiso para perder la mirada en una pared y entrar a revisar canciones que solías cantar cuando nada parece acomodarse afuera.
Date permiso para tener miedo, aunque digan lo contrario todos los temen a algo.
Algunos a las arañas, otros a la muerte y unos cuantos... a la vida.
El último miedo es el que se lleva el trofeo al mayor asesino de sueños.
Date permiso para no saber.
No sabemos nada, la vida cambia los planes constantemente, no tenemos nada bajo control salvo los deseos, entonces abrazá la incertidumbre y deseá mucho.
Deseá ese abrazo, deseá ese beso, deseá que los amas sigan estando bien.
Date permiso para cerrar la ventana aunque sea de día.
Para no responder.
Para no estar para todos.
Para apagar el celular.
Date permiso para estar solamente con quiénes querés estar, aunque parezca egoísta.
Sí.
Date permiso para necesitarte vos
el tiempo que sea necesario.
Vos sabés cuando es suficiente.
Entonces hacelo.
Y cuando creas que es hora de salir al sol abrí la puerta.
Y si estás cómodamente adormecida levantate despacio con tu propia piel como abrigo.
Tenés un corazón que late.
Un alma que siente.
Tenés derecho.
Date permiso.
CinWololo
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