Jesús subió a la barca y sus discípulos lo siguieron.
De pronto se desató en el mar una tormenta tan grande, que las olas cubrían la barca. Mientras tanto, Jesús dormía.
Acercándose a él, sus discípulos lo despertaron, diciéndole: "¡Sálvanos, Señor, nos hundimos!".
El les respondió: "¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?". Y levantándose, increpó al viento y al mar, y sobrevino una gran calma.
Los hombres se decían entonces, llenos de admiración: "¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?".
PALABRA DEL SEÑOR.
En este tiempo que estamos viviendo habitad@s por el miedo pandémico que despierta otros miedos y angustias con los que cada cual convive habitualmente, Jesús nos sale al cruce y nos pregunta por qué tenemos miedo si está Él en nuestras vidas, en la historia, en el devenir del mundo. La confianza y nada más que la confianza ahuyenta el temor. No podemos paralizarnos, nos humaniza el salir al encuentro del prójim@ solidaria y amorosamente y decirle, no tengas miedo, contá conmigo, estoy al lado tuyo. En el silencio y la quietud, invocamos el Nombre de Jesús.
Abrazo y bendición!
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