Jesús dijo a sus discípulos:
Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados.
No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan.
Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre,
que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido.
No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal.
Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes.
Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.
PALABRA DEL SEÑOR.
Esta oración contiene la descripción del vínculo entre Dios y la humanidad. Jesús nos lo enseña con una sencillez abrumadora. Son pequeñas y profundas líneas que nos indica para hacernos familia, nos enseña lo esencial para ser sabi@s. Dios es un Padre-Madre providente, amoroso, que nos cuida hasta el final. Nosotr@s respondemos siendo simples, reconociendo su paso por nuestras vidas y la Creación, haciéndonos cada día más sus hij@s viviendo como herman@s que saben perdonarse y compartir el pan de cada día que Él mismo nos regala. Que nos defiende del Mal, y todas sus facetas. Esto es la vida. Es lo que tenemos para ofrecer a una humanidad que se siente huérfana por el maltrato fraternal. Mostremos con hechos concretos el rostro del verdadero Dios. En el silencio y la quietud, invocamos el Nombre de Jesús.
Abrazo y bendición!
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