Inmaculado Corazón de María - 200 años de la muerte de Belgrano
Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua.
Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre,
y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta.
Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos.
Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él.
Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas.
Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas.
Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: "Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados".
Jesús les respondió: "¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?".
Ellos no entendieron lo que les decía.
El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón.
PALABRA DEL SEÑOR.
Junto al Corazón de Jesús, se encuentra el de María. Corazones amantes, rotos por la entrega, atravesados por el dolor del amor. Corazones que laten al ritmo de los de toda la humanidad, procurando el porvenir del Reino para siempre. Corazones de los que proceden los nuestros. Esa es la raíz del amor, libertad, justicia, vida digna por la que luchamos l@s cristian@s. Sus Corazones son nuestra fuerza para vivir un amor más fuerte que la muerte. En el silencio y la quietud invocamos el Nombre de Jesús.
Abrazo y bendición!
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