Cuando Jesús se fue, lo siguieron dos ciegos, gritando: "Ten piedad de nosotros, Hijo de David".
Al llegar a la casa, los ciegos se le acercaron y él les preguntó: "¿Creen que yo puedo hacer lo que me piden?". Ellos le respondieron: "Sí, Señor".
Jesús les tocó los ojos, diciendo: "Que suceda como ustedes han creído".
Y se les abrieron sus ojos. Entonces Jesús los conminó: "¡Cuidado! Que nadie lo sepa".
Pero ellos, apenas salieron, difundieron su fama por toda aquella región.
PALABRA DEL SEÑOR.
Estamos cieg@s de muchas cosas. Cegueras que no nos permiten avanzar por el camino de la vida, sino que nos tropezamos con nuestros propios EGOS. En Adviento es bueno pedirle a Jesús la luz del Evangelio para recuperara la luz que nos vaya transformando en personas plenas, iluminadas y luminosas, haciéndonos cargo de nuestra ceguera y ayudando a l@s demás a recuperar la vista y no reprocharles "Estás cieg@".
En el silencio y la quietud, invocamos el Nombre de Jesús.
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