Mientras Jesús les estaba diciendo estas cosas, se presentó un alto jefe y, postrándose ante él, le dijo: "Señor, mi hija acaba de morir, pero ven a imponerle tu mano y vivirá".
Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos.
Entonces se le acercó por detrás una mujer que padecía de hemorragias desde hacía doce años, y le tocó los flecos de su manto,
pensando: "Con sólo tocar su manto, quedaré curada".
Jesús se dio vuelta, y al verla, le dijo: "Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado". Y desde ese instante la mujer quedó curada.
Al llegar a la casa del jefe, Jesús vio a los que tocaban música fúnebre y a la gente que gritaba, y dijo:
"Retírense, la niña no está muerta, sino que duerme". Y se reían de él.
Cuando hicieron salir a la gente, él entró, la tomó de la mano, y ella se levantó.
Y esta noticia se divulgó por aquella región.
PALABRA DEL SEÑOR.
Jesús desparrama vida, el Dios-hombre es una mancha de aceite infinita de compasión y misericordia que se expande hasta el final de los tiempos hasta incluir a toda la humanidad. Esa es nuestra misión, devolver vida y dignidad los millones de herman@s excluid@s de la Mesa de la Vida. Como enseña el Salvador. En el silencio y la quietud, invocamos el Nombre de Jesús.
Abrazo y bendición!
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