Cuando Jesús llegó a la otra orilla, a la región de los gadarenos, fueron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros. Eran tan feroces, que nadie podía pasar por ese camino.
Y comenzaron a gritar: "¿Que quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo?"
A cierta distancia había una gran piara de cerdos paciendo.
Los demonios suplicaron a Jesús: "Si vas a expulsarnos, envíanos a esa piara".
El les dijo: "Vayan". Ellos salieron y entraron en los cerdos: estos se precipitaron al mar desde lo alto del acantilado, y se ahogaron.
Los cuidadores huyeron y fueron a la ciudad para llevar la noticia de todo lo que había sucedido con los endemoniados.
Toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, al verlo, le rogaron que se fuera de su territorio.
PALABRA DEL SEÑOR.
Espantados por la pérdida de los cerdos, l@s vecin@s ruegan a Jesús que se vaya. No interesa el poder de sanar y rehacer la vida mancillada, ni la dignidad de los dos endemoniados que han recuperado su humanidad.Siempre está de por medio lo material, necesario para vivir, pero no hay nada superior a la vida plenamente humana. Es un pasaje del Evangelio que nos lleva a revisar nuestros criterios de valoración de nosotr@s mism@s y de l@s demás desde la mirada y el querer de Dios. Y no pedirle a Dios que se desentienda de encender la llama de la paz, la armonía y la justicia en su propia Creación. En el silencio y la quietud, invocamos el Nombre de Jesús.
Abrazo y bendición!
PALABRA DEL SEÑOR.
Espantados por la pérdida de los cerdos, l@s vecin@s ruegan a Jesús que se vaya. No interesa el poder de sanar y rehacer la vida mancillada, ni la dignidad de los dos endemoniados que han recuperado su humanidad.Siempre está de por medio lo material, necesario para vivir, pero no hay nada superior a la vida plenamente humana. Es un pasaje del Evangelio que nos lleva a revisar nuestros criterios de valoración de nosotr@s mism@s y de l@s demás desde la mirada y el querer de Dios. Y no pedirle a Dios que se desentienda de encender la llama de la paz, la armonía y la justicia en su propia Creación. En el silencio y la quietud, invocamos el Nombre de Jesús.
Abrazo y bendición!
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