Jesús dijo a sus discípulos:
Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores;
así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos?
Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.
PALABRA DEL SEÑOR.
Este párrafo del Evangelio para muchos creyentes es frustrante. ¿Cómo Jesús nos va a mandar a amar hasta los enemigos o enemigas? Por empezar tiene la autoridad de quien da el ejemplo, él mismo perdona a sus enemigos, incluso a nosotros cuando resistimos el proyecto del Evangelio y el mandamiento nuevo. Elegimos y nos comportamos como enemigos de Jesús y sus propuesta de vida humana. Son más fuertes nuestras ideologías, que hoy en día vive inventando enemigos y enemigas, aún en las familias. Cada vez que descalificamos a un ser humano lo estamos declarando enemigo o enemiga. Y el mandato para nosotros es no ser tóxicos de odio sino soltar lo que nos divide y construir la comunión con Todos, Todos, Todos, como dice el Papa Francisco. En el silencio y la quietud, invocamos el Nombre de Jesús.
Abrazo y bendición!
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