lunes, 15 de julio de 2024

Evangelio del domingo 14 de julio: Marcos 6,7-13.

Entonces llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros.

Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero;

que fueran calzados con sandalias, y que no tuvieran dos túnicas.

Les dijo: "Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir.

Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos".

Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión;

expulsaron a muchos demonios y curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo. 

PALABRA DEL SEÑOR.


¿SIN APOYO SOCIAL?


¿Como podría la Iglesia recuperar su prestigio social y ejercer de nuevo aquella influencia que tuvo en nuestra sociedad hace solamente algunos años? Sin confesarlo quizá en voz alta, son bastantes los que añoran aquellos tiempos en que la Iglesia podía anunciar su mensaje desde plataformas privilegiadas que contaban con el apoyo del poder político.

¿No hemos de luchar por recuperar otra vez ese poder perdido que nos permita hacer una «propaganda» religiosa y moral eficaz, capaz de superar otras ideologías y corrientes de opinión que se van imponiendo entre nosotros?

¿No hemos de desarrollar unas estructuras religiosas más poderosas, fortalecer nuestros organismos y hacer de la Iglesia una «empresa más competitiva y rentable»?

Sin duda, en el fondo de esta inquietud hay una voluntad sincera de llevar el evangelio a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, pero ¿es ese el camino a seguir? Las palabras de Jesús, al enviar a sus discípulos sin pan ni alforja, sin dinero ni túnica de repuesto, insisten más bien en «caminar» pobremente, con libertad, ligereza y disponibilidad total.

Lo importante no es un equipamiento que nos dé seguridad, sino la fuerza misma del evangelio vivido con sinceridad, pues el evangelio penetra en la sociedad no tanto a través de medios eficaces de propaganda, sino por medio de testigos que viven fielmente el seguimiento a Jesucristo.

Son necesarias en la Iglesia la organización y las estructuras, pero solo para sostener la vida evangélica de los creyentes. Una Iglesia cargada de excesivo equipaje corre el riesgo de hacerse sedentaria y conservadora. A la larga se preocupará más de abastecerse a sí misma que de caminar libremente al servicio del reino de Dios.

Una Iglesia más desguarnecida, más desprovista de privilegios y más empobrecida de poder sociopolítico será una Iglesia más libre y capaz de ofrecer el evangelio en su verdad más auténtica.


15 Tiempo ordinario – B

José Antonio Pagola

Abrazo y bendición!

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