Al verse rodeado de tanta gente, Jesús mandó a sus discípulos que cruzaran a la otra orilla.
Entonces se aproximó un escriba y le dijo: "Maestro, te seguiré adonde vayas".
Jesús le respondió: "Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza".
Otro de sus discípulos le dijo: "Señor, permíteme que vaya antes a enterrar a mi padre".
Pero Jesús le respondió: "Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos".
PALABRA DEL SEÑOR.
Para seguir a Jesús, para ser su discípulo o discípula, nada es negociable, nada. La ambigüedad, la tibieza, el querer tenerlo todo no tiene lugar. No se trata de un Evangelio para vocaciones especiales. Es para todo ser humano, para todo cristiano o cristiana. Todos, todos, todos llamados y enviados. En el silencio y la quietud, invocamos el Nombre de Jesús.
Abrazo y bendición!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario