ASUNCIÓN
Te asumió en abrazo eterno
el que acogiste en tu seno.
Te llamó a la plenitud
aquel a quien diste todo.
Le respondiste «Hágase»
y dijo «En Ti, para siempre»
Lo que guardaba tu corazón
se convirtió en profecía
y, atravesando los siglos,
nos sigue hablando
del Dios de los rotos,
de los solos,
los desheredados,
que todo lo transforma
con su lógica distinta.
Al abrirte su cielo,
nos mostró el camino.
Sus promesas, en Ti cumplidas,
nos alientan a navegar
del pesebre a la cruz,
en busca del Amor que vence.
En Ti, venció.
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