"¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran.
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para conseguir un prosélito, y cuando lo han conseguido lo hacen dos veces más digno de la Gehena que ustedes!
¡Ay de ustedes, guías, ciegos, que dicen: 'Si se jura por el santuario, el juramento no vale; pero si se jura por el oro del santuario, entonces sí que vale'!
¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante: el oro o el santuario que hace sagrado el oro?
Ustedes dicen también: 'Si se jura por el altar, el juramento no vale, pero vale si se jura por la ofrenda que está sobre el altar'.
¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar que hace sagrada esa ofrenda?
Ahora bien, jurar por el altar, es jurar por él y por todo lo que está sobre él.
Jurar por el santuario, es jurar por él y por aquel que lo habita.
Jurar por el cielo, es jurar por el trono de Dios y por aquel que está sentado en él.
PALABRA DEL SEÑOR.
Jesús se indigna con la hipocresía de los fariseos. Se creen santos y miran al resto por encima del hombro, compitiendo por manipular a Dios a su antojo espiritualoide. Existen en la Iglesia Católica grupos que siguen la misma orientación. Los anima la soberbia de ser más papistas que el Papa. Miran en menos al Pueblo de Dios porque su grupo es el elegido, puro y santo. El Pueblo de Dios es ignorante respecto a la fe. Ellos están para ser maestros. La soberbia es el mal bicho que los carcome. Siempre su comunión con el Papa y los Obispos es frágil y otras contraria. A Jesús le sigue repugnando esta falsa vida espiritual. En el silencio y la quietud, invocamos el Nombre de Jesús.
Abrazo y bendición!
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