viernes, 2 de agosto de 2024

Se nos ríen en la cara

Hace mucho tiempo, por lo menos desde el macrismo, la sensación que tengo al escuchar muchas declaraciones oficiales, es que se nos ríen en la cara. Y lo hacen con total impunidad, sin que haya reacciones de repudio o rebeldía, sin enojos ni nada por el estilo. 

Lo que suele ser característico es que nos mienten con total impunidad, sabiendo que no les creemos ni un poquito, pero actuando ficcionalmente como si todo fuera normal y natural. Como si eso que nos dicen fuera una especie de verdad absoluta sin discusión alguna.

Ahora, ante el hecho aberrante de diputados oficialistas que fueron a la cárcel a visitar a Astiz y otros genocidas condenados, ante el rechazo bastante generalizado (no todo lo que yo quisiera que fuera, debo confesarlo), toca escuchar a la habitualmente impresentable diputada Lourdes Arrieta acaba de decir que “No les conocía las caras. Los tuve que googlear a la salida del penal". ¡Notable! 

¿Qué es lo que googleó doña Lourdes? Se supone que el apellido, entonces. Es decir, ¿fue a ver a Astiz, aunque no le conociera la cara? Pero sabía quién era porque es imposible, de otro modo, googlear. ¿No? Lourdes fue a ver a Astiz, aunque no lo reconozca. Ya es algo grave, evidentemente. Porque que no conozca la cara del hijo de Suarez Mason es comprensible, la de Guglielminetti y Donda un poco menos, pero ¿Astiz? ¡Nunca!… De una diputada estaríamos hablando, por más que tenga 31 años.

Pero, además, ¿es comprensible que alguien de alta responsabilidad política en el país no conozca la cara de Alfredo Astiz, (a.) Gustavo Niño, uno que afirmó que “Yo soy el hombre mejor preparado técnicamente en este país para matar a un político o a un periodista” (no fuera cosa de matar ingleses en las islas Georgias del Sur, con el grupo los Lagartos… con ellos es mejor rendirse sin disparar un solo tiro). No conocer la cara de Astiz es como no reconocer a Massera, o a Videla, o a tantos genocidas que marcaron a sangre y fuego nuestra historia. No reconocer la cara de Astiz es ya por si solo, un motivo para impugnar la candidatura a vocal de una sociedad de fomento… Qué no decir de una diputada. 

Pero, insisto, se hace la desentendida, casi ignorante que tuvo que googlear. Es decir, sabía quién era Astiz y fue, aunque – pobre casta y virginal – no le reconociera la cara. Fue a visitar, junto con otros y otras a uno de los máximos representantes vivos del genocidio, la dictadura, la tortura, el robo de bebés, los cuerpos tirados al mar, la traición y la venta de la patria… Eso lo sabía, aunque no recordara la cara. Es decir, doña Lourdes no sólo nos dice en la cara que fue a visitar a ese esperpento, sino que, además, ostenta ignorancia y desinterés. No le importa… sólo quiere reírse de nosotros en nuestra cara.


Eduardo de la Serna

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